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demostró que sigue siendo una clavadista de élite cuando se trata de los clavados sincronizados desde el trampolín de tres metros. Prueba de ello es que consiguió la plaza olímpica y la medalla de bronce en los Mundiales de Natación, además de que en los Juegos Panamericanos de Lima ganó bronce en esa modalidad.
Pero los buenos resultados apenas han llegado cuando lanza clavados sola.
Espinosa se ha caracterizado por ser irregular en esa modalidad y la última prueba de ello fue el Control Técnico Interno de Clavados , en el que perdió agónicamente la plaza para la Copa del Mundo con la juvenil Arantza Chávez, de apenas 18 años, luego de que ésta última la superara por 30 centésimas y con ello se quedara con el boleto al certamen.
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Aunque Chávez dio unas brillantes ejecuciones y Espinosa alcanzó clavados de 8.5 y 9 de calificación, lo cierto es que también dio un clavado que apenas alcanzó los 5.5 y 6, que terminó por ser fundamental para alejarla de la Copa del Mundo.
Las ejecuciones irregulares cuando participa en modalidad individual han sido recurrentes. En el Selectivo Interno, para los Panamericanos de Lima , ejecutó dos que fueron calificados con cuatro o incluso menores puntuaciones.
Mientras que en la justa panamericana, justo en la final por las medallas, realizó dos clavados en los que le faltó altura y terminó por obtener pobres calificaciones y que la alejó del podio.
Espinosa ha dicho que es una cuestión de musculatura lo que ha provocado esto, pero otros especialistas han dicho a EL UNIVERSAL Deportes que, el motivo de que se presenten estos clavados irregulares, es que le falta fuerza en las piernas para impulsarse y tener altura en el trampolín.
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La doble medallista es luz en sincronizado y sombra en individual (en los últimos dos años sólo ha conseguido un bronce en el Lima 2019, desde el trampolín un metro), que podría ser un indicativo de que, a los 33 años, está en el otoño de su carrera.
Tendrá menos de cuatro meses, justo en los Juegos Olímpicos de Tokio , para demostrar lo contrario.
