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adriana.reyes@eluniversal.com.mx
Daniela Rosales conoció el rugby siendo apenas una niña. De la mano de don Jorge, su padre, asistió a sus primeros partidos sin imaginar que algunos años después, se convertiría en una referente mexicana de este deporte.
A sus 28 años de edad, la jugadora condujo a la selección nacional a un histórico pase al Mundial de la especialidad y además fue considerada en el equipo ideal del Rugby Americas North que se realizó el fin de semana pasado en Campo Marte.
“El boleto se logró gracias al talento de todo el equipo. Somos una gran familia que quiere dar lo mejor por nuestro país, representamos la primera piedra de una gran pirámide, la base de una disciplina que esperemos convoque a muchas mujeres más”, comentó la capitana tricolor.
Atrás quedaron los tiempos en los que el rugby era considerado un deporte exclusivo para hombres. Es más, explicó Rosales, “las mujeres jugamos más rudo”.
“Los padres permiten mucho más que sus hijas jueguen, a pesar de que es una especialidad en la que hay contacto directo y golpes. En los estados cada vez se forman más equipos en ambas ramas”, abundó.
¿Cuál es su meta en el Mundial de 2018?
“Será la primera vez que participemos en una competencia de tanto nivel. El objetivo es ser competitivas y jugarle al tú por tú a cualquier selección”.
Como equipo, el representativo nacional ya obtuvo importantes logros, como la medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos de Veracruz 2014.
“A largo plazo lo que esperamos es un boleto para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Para ello necesitamos apoyo de las autoridades para entrenar en un verdadero campo de rugby y tener médicos y fisiatras”.
Hace cuatro años Daniela tuvo una fractura de clavícula que la mantuvo fuera de actividad por algunas semanas.
“Nunca pensé en claudicar; es más, espero jugar 10 años más si el cuerpo me lo permite. El rugby me ha dado mucho y me hace muy feliz practicarlo.