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Angus, Escocia.— La edición 147 del The Open Championship, que comienza hoy, se presume como una de las versiones más difíciles de pronosticar, al menos en los tiempos modernos, con las estrellas lejos de su mejor momento y muchos aspirantes dispuestos a aprovechar la ocasión.
En uno de los campos más difíciles del mundo, el estadounidense Jordan Spieth busca defender el título logrado el año pasado. El rejuvenecido Tiger Woods quiere poner fin a una década sin títulos en Majors. Mientras que Brooks Koepka intentará levantar su segundo trofeo grande consecutivo, después de ganar el US Open hace un mes.
Incluso, puede ser oportunidad para que un debutante, como el mexicano Abraham Ancer, inscriba su nombre por primera vez en el trofeo Claret Jug.
Gran parte de la atención se centrará —sin duda— en Woods, quien jugará su primer The Open desde 2015, después de haberlo ganado tres veces; la última, durante 2006.
En forma nuevamente, y con un cuarto puesto en su última presentación, el Tigre llegó con confianza, creyendo que puede ganar su decimoquinto Major. “Es un campo de golf que recompensa el riesgo y, por la forma en que está configurado en este momento, hay que jugar muy concentrado, porque es muy rápido”, explicó.
Spieth, en tanto, regresa como campeón, después de haber ganado en Royal Birkdale el año pasado, aunque su actual momento de forma es diferente al que exhibía hace 12 meses, cuando ganó su tercer torneo grande.
El estadounidense Dustin Johnson, número uno del mundo, es el favorito entre los corredores de apuestas, con tres resultados en el top ten en The Open. Pero también aparecen bien posicionados nombres como Justin Rose, Rory McIlroy, Rickie Fowler y Tommy Fleetwood.
Fowler, quien todavía está buscando su primera gran victoria, a pesar de haber terminado segundo en tres de los cuatro Majors, siente que está ante una gran oportunidad.
“Es un campo que me conviene. Me encanta usar mi creatividad. Te permite jugar la pelota por el aire o —si lo prefieres— puedes mantenerla en el suelo”.
Brooks Koepka llega con un desafío especial después de ganar por segundo año seguido el US Open.