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El sábado 8 de mayo en la plaza mexiquense de Cinco Villas, propiedad de Luis Marcos Sirvent y su familia, se llevó a cabo un festival en el que actuaron el novillero de Linares, España; Adrián de Torres, y los matadores Eloy Cavazos, Memo Capetillo y Javier Bernaldo, por México, con los españoles Javier Conde y Curro Díaz.
Los astados fueron de Montecristo, Bernaldo de Quirós y Fernando de la Mora.
El resultado artístico fue positivo y el público que asistió, seguramente salió con un grato sabor de boca, de lo que paladearon en el ruedo.
Al saber el resultado del festejo, recordé que han pasado casi cincuenta años de la presentación de Eloy Cavazos en Madrid, en la Feria de San Isidro en Las Ventas y no queda más que quitarse el sombrero, ante quién en tantos años de brega demuestra lo que es saber cultivar la salud, con base en tesón y disciplina y desde luego la ayuda de Dios, siendo muy creyente el torero de Guadalupe, Nuevo León.
Es impresionante ver el celo que demuestra en el ruedo y la manera en que se preparó, para su reaparición ante el público mexiquense, que debería de ser hito, para quienes pretenden, algún día, convertirse en figuras del toreo.
El 20 de mayo de 1971, Miguel Mateo, fue su padrino de confirmación de alternativa, con el testimonio de Gabriel de la Casa, ante toros de José Luis Osborne, por delante fue el rejoneador Curro Bedoya con un toro de José María Moreno, Miguel Mateo logró tres trofeos y Eloy dos, para salir en hombros de los aficionados madrileños, que entusiasmados acogieron al norteño.
Su siguiente actuación en el coso de Las Ventas, fue el 23 de mayo y fue cruz, al sufrir una fuerte cornada.
Al siguiente año, regresó a la Feria de San Isidro y el 27 de mayo actúo al lado de Fermín Murillo y José Fuentes, con toros de Amelia Pérez Tabernero y Jaral de Mira, para obtener dos trofeos y salir en hombros, hazaña que ningún matador de toros mexicano ha logrado, desde aquella fecha.
En 1975, regresó y el 18 de mayo, logró un trofeo más para su espuerta, por eso en Madrid, es innegable la admiración que le profesan.
Y cuando ya habían pasado 20 años de su confirmación, se dio el lujo de regresar en 1991 y el primero de junio, con Fernando Lozano y Enrique Ponce en el cartel, con toros de Los Bayones, logró un trofeo más, que era una respuesta, a una campaña que empañó su nombre; lo rescató con creces en La Ventas.
Por eso, cuando Eloy actúo el sábado pasado en Cinco Villas, se vino a la memoria algunos pasajes de la historia, de quién entre otros logros, sumó 8 máximos trofeos en La México y lo que me parece más destacable, no pierde el celo de ser figura, ganado desde que era un niño y siempre lo ha tenido muy claro.
Es un ejemplo en muchos sentidos, no solamente el taurino.
Y en otro tema, entusiasma el anuncio de la corrida de la Virgen de la Luz, en la plaza de toros de León, con Juan Pablo Sánchez, Diego Silveti y Leo Valadez, el 22 de mayo, a las 6 de la tarde, con toros de Montecristo; ya me extenderé al respecto.
Por lo pronto, larga vida deseamos a Eloy. A él y a su familia, nuestros mejores deseos.