Una de las cláusulas más absurdas en la historia del futbol se plasmó en el contrato del ex volante sueco, Stefan Schwarz, con el conjunto inglés Sunderland.
El escandinavo fue fichado por los Black Cats para el inicio de la campaña 1999-00, después de tener un gran desempeño con el Valencia de España. Su velocidad, visión de juego, desequilibrio y buen disparo con la pierna izquierda enamoraron al equipo británico.
Lo que explica que la directiva haya desembolsado poco más de siete millones de dólares para ficharlo, pese a que ya tenía 30 años de edad y —en teoría—, su mejor etapa como futbolista había quedado atrás.
Todo iba bien, hasta que se dio el contacto definitivo para llegar a un acuerdo y establecer los términos del vínculo con la institución.
Poco después de presentar los exámenes médicos correspondientes, Schwarz contó a los directivos de su nuevo club —con el que signó un contrato por cuatro años—, que siempre había tenido el sueño de conocer la Luna y durante su estadía en Valencia compró un par de boletos con el fin de ser de los primeros turistas lunares, por lo que solicitaba permiso para llegar algunos días después a la pretemporada.
El retraso fue lo de menos para la cúpula del Sunderland, que se escandalizó ante la posibilidad de que algo saliera mal en la peculiar odisea del sueco, por lo que le solicitó tiempo para agregar una cláusula extra al convenio que se firmaría.
Tras unos días, Schwarz se presentó para cumplir con el último trámite de su contratación, pero se encontró con la sorpresa de que el acuerdo tenía un agregado en el que se le prohibía realizar algún viaje intergaláctico. Si lo realizaba, el acuerdo quedaría totalmente roto y no habría compensación alguna para el futbolista, a quien no le quedó de otra más que olvidar su idea de ser uno de los primeros turistas lunares en la historia, además de perder el dinero invertido.