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La lucha libre llegó a la vida de Katrin Stutz en una caja de sorpresas. Aquella noche del 31 de diciembre del 2018, una amiga extrajo un papel que se transformó en el deseo de verla en un entrenamiento de lucha libre.
Solo era aficionada.
Nació en el condado de Flawil en su natal Suiza, a más de 9 mil 700 kilómetros de distancia de México, un lugar que en ese momento no representaba nada para la ahora aspirante a ser gladiadora profesional.
La aventura inició hace dos años en Zúrich, pero una lesión en la rodilla le asestó un golpe de realidad, que le impidió volver al enlonado durante nueve meses. Cuando estaba lista para hacerlo (marzo 2020), la pandemia fue el nuevo rival a vencer. "No lo creía. Pero en noviembre pasado vine a visitar a una amiga y fui a entrenar con el profesor Skyde", comparte en entrevista con El Universal Deportes.
Fue como descubrir un paraíso, así que cuando regresó a casa le dijo a sus papás que volvería a México, dejando su trabajo en mercadotecnia y todo lo que era su vida en ese momento. "Volví en enero, eran diferentes impulsos los que se fueron sumando y ahora tengo la confianza de poder llegar a ser luchadora y vivir de ello, no de mis ahorros". Y se lo toma en serio, como un trabajo, aunque por ahora no reciba dinero por hacerlo.
Su rutina incluye entrenar dos horas diarias de lucha y el mismo tiempo pasa en el gimnasio con las pesas. "Quiero desarrollarme como una verdadera luchadora, para que el debut sea algo bonito para mi y para los aficionados".
Aunque no tiene prisa y tampoco quiere decepcionar a nadie. "Lo más importante es estar sano, siento que he mejorado en llaveo y confianza, acostumbrarme al estilo aéreo, pero me falta. Me gustaría debutar este año pero hay muchos factores, no quiero debutar por debutar, pararse en un ring lo puede hacer cualquier, pero hacerlo de forma apasionante para todos es mi meta. Lo haré cuando me sienta lista".
Su experiencia como mercadóloga no le permite quedarse quieta, así que ha echado a andar muchas ideas entorno a su futuro personaje. "Tengo una buena idea de cómo va a ser, pero sé que todo es una evolución.
Me gustaría tener un nombre distinto a mi identidad en la vida real. Me gustan las máscaras pero siento que de acuerdo a lo que he aprendido es más auténtico hacerlo sin máscara. Soy muy expresiva, con experiencia actuando y eso me puede ayudar mucho".
Sus ídolos son rudos y aunque en la vida real se declara sensible y preocupada por los otros, le gusta ser otra persona cuando está en el ring. "Ser más cabrona y una luchadora completa que maneje los dos bandos.
Entreno con luchadoras que están en las empresas grandes, me motiva que ellas hayan conseguido ganarse la vida de esta forma. Espero llegar a lograr eso, siento que ayuda mucho el que haya funciones todo el tiempo para hacerlo parte de tu vida".
La lucha libre es una pasión que le da felicidad, está enganchada y fascinada de ser parte de ese mundo. La vida le ha cambiado por completo. "En Alemania conocí a luchadores mexicanos y hablar con ellos me motivó. En abril (2020) ya pensaba dejar mi trabajo, terminé una relación sentimental de cinco años, eran muchos cambios.
Antes trabajaba de 8 a 5, cinco días a la semana, ahora estoy en casa y en el gimnasio, casi vivo ahí. Hoy todo es en español, me cuesta, porque también hablo alemán, inglés, francés y estoy aprendiendo italiano. Todo vale la pena por mi sueño".
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