Spa-Francorchamps, Bélgica.— De los apuros económicos y un cambio de dueños que podía haberles dejado fuera de la competencia, a ubicar a sus dos pilotos en la segunda línea de la salida del Gran Premio de Bélgica, el conjunto Force India ha vivido en unos días un carrusel de emociones.

El conjunto Sahara Force India, propiedad del magnate indio Vijay Mallya e intervenido por problemas económicos, fue comprado por un consorcio de empresarios liderado por el canadiense Lawrence Stroll (padre de Lance, piloto de Williams), y recibió su nuevo nombre el jueves: Racing Point Force India.

Hasta ese día por la tarde, se dudaba si podría competir, pero un comunicado de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), despejó las incógnitas: el antiguo Force India quedaba descalificado y el nuevo entraba sin puntos al campeonato de Constructores.

Sus pilotos, el francés Esteban Ocon y el mexicano Sergio Checo Pérez —este último protagonista como uno de los acreedores del conjunto, que tuvo que aclarar hace un mes que sus acciones legales estaban encaminadas a que se mantuvieran los 400 empleos de la escuadra—, quedaban con todos sus puntos y podrían pilotar.

Durante la clasificación vieron que el español Carlos Sainz (Renault) sufría un problema de agarre que le dejaba eliminado en la Q1, y los Sauber de Charles Leclerc y Marcus Ericsson se quedaban fuera en la Q2. Terreno expedito para luchar por la cuarta fila.

Al inicio de la Q3, la lluvia apareció. Checo fue por todo con el neumático superblando con el objetivo de intentar establecer un registro antes de que se mojara por completo la pista. Quedó cuarto, y Ocon en tercero.

“Después de una complicada clasificación, arrancaremos en la cuarta posición, nada mal para celebrar mi Gran Premio número 150 en Fórmula Uno”, publicó Checo en redes.

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