Más Información
Comité de Evaluación del Poder Judicial frena, en su ámbito, proceso electoral; dan 48 horas para emitir resolución
Nafin impedida legalmente para más reintegrar fideocomiso a Tesorería: SCJN; hacerlo implica un delito, explica
Consulado General de México en Los Ángeles brinda apoyo a mexicanos afectados por incendio; llama a atender recomendaciones de autoridades
Luisa Alcalde convoca al informe de gobierno de 100 días de Claudia Sheinbaum; destaca aprobación del 78%
Representación de México en protesta de Maduro es avalar fraude electoral: PAN; rechaza propuesta de Sheinbaum
Expertos prevén panorama sombrío ante revisión del T-MEC; renuncia de Trudeau y ascenso de conservadores en Canadá, afectará
Gorra y playera blanca, pantalón caqui, gafas oscuras, y audífonos, así es como se visten los escoltas de algunos jugadores del WGC México Championship.
Sí, caminan como si fueran el segundo caddie de la estrella del PGA Tour. Se detienen si el jugador golpea la bola, están atentos a cualquier acción del público y hasta piden silencio antes del swing.
Dustin Johnson, Justin Tomas, Jon Rahm, Jordan Spieth, Rickie Fowler y Sergio García son los más protegidos dentro del campo.
El líder, Shubhankar Sharma, o algunos de otros nombres, como Phil Mickelson o Bubba Watson, no tienen escolta. Ni el mexicano Abraham Ancer (+5).
La seguridad para estos jugadores, los más llamativos para los fanáticos, vienen directamente de la organización, ya que no se acostumbra a esto en los torneos disputados en Estados Unidos.
Los escoltas están distribuidos uno por cada estrella, en el caso que dos o tres disputen la ronda dentro del mismo grupo de salida no importa, cada personal de protección está con su jugador.
Desde que Johnson, número uno del mundo y actual campeón del WGC mexicano, pisa el Club Chapultepec hasta que sale del mismo tiene a la misma persona cuidándole la espalda. Antes de la jornada, el escolta lo observa desde la práctica, ya sea de tiro largo, corto o putt. Durante las conferencias de prensa, no le quita el ojo. No vaya a ocurrir un incidente con algún aficionado que pierda el control de sus emociones.
En el Chapultepec se cuida hasta el último detalle, pero cuidan más a unos que otros.