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En momentos en los que un equipo o selección se ven abrumados por la discordia, la responsabilidad de restaurar la armonía suele recaer en los miembros más experimentados del grupo. Los clavados en México , sin embargo, se rigen bajo el efecto contrario, uno en el que la juventud, sin culpa alguna, es obligada a elegir bando en una lucha de intereses que relega lo deportivo al último peldaño de prioridades.
Como en todo, hay excepciones, personajes cuya corta edad no está peleada con el liderazgo y uno de ellos es Juan Celaya.
“Siempre he dicho que es más difícil tirar en México que hacerlo fuera. Es mayor la competencia aquí”,
consideró el joven de 21 años de edad, tras clasificar a la Copa del Mundo de Tokio 2020 y, junto a Yahel Castillo , dejar fuera a la dupla de Rommel Pacheco y Jahir Ocampo en trampolín de tres metros sincronizado.
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Celaya se abrió al admitir que no sólo en su veterano compañero tiene una referencia dentro del gremio. “Que me digan que estoy siguiendo los pasos de Yahel y de nombres importantes en los clavados [como los mismos Pacheco y Ocampo] me da mucho orgullo”, sostuvo.
Está también el lado opuesto. Lejos de promover la integración, Castillo aseguró que la principal preocupación que tiene no es en los controles internos, sino en las competencias internacionales, en las que ya enfrentan a los rivales que deben vencer para pensar en las medallas que tanto han buscado.
“La competencia cerrada está afuera, con los rusos, ingleses, estadounidenses y chinos”, atajó, cuestionado sobre la disputa de la disciplina en México, con miras a los eventos entrantes.
Tras vencer, con una mueca de insatisfacción en su rostro, el dos veces olímpico exhibió su desagrado por la diferencia de 15 unidades (429-414) lograda en el control técnico frente a Pacheco y Ocampo. “No fue el resultado que queríamos [en cuanto a puntos] porque nosotros estamos más arriba, pero gracias a Dios nos alcanzó”, señaló.
La dupla entrenada por Iván Bautista se perfila para representar a México en la máxima justa deportiva y, aunque desde el trampolín su sincronización es ejemplar, su percepción del entorno en los clavados nacionales los diferencia.