Ya finalizaron los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 . Si bien México quedó en el primer lugar del medallero, existieron personas que se ganaron una presea por lo hecho fuera de los estadios.
A continuación, se retoman fragmentos de la historia de Guillermo E. González Duarte , padre de Esther González Medina, medallista mexicana de natación en el evento, y que en las gradas le ocurrió lo impensado.
“Resulta que Margarita, mi esposa, quería después de que terminaran los eventos de natación fuéramos en familia a recorrer algunos lugares turísticos, sin embargo, sus búsquedas en internet no habían arrojado la información tan precisa que ella buscaba.
Una joven señora de cara alargada y cejas perfectamente delineadas que se encontraba una fila abajo nos volteó a ver y con una alegre sonrisa en su rostro, nos comentó que si se nos ofrecía algo ella era lugareña y con gusto nos podía asesorar”
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En instantes, la lugareña se hizo amiga de la pareja, compartieron números de celular y les realizó varias sugerencias.
“ Al despedirse nuestra espontánea asesora turística nos aseguró que ya nos había hecho reservaciones en un céntrico hotel en Santa Marta, nos sugirió que usáramos tal línea de transporte, y que por favor no dejáramos de ir a Cartagena.
También nos dijo que si tenía tiempo ella misma iría por su cuenta a dicha ciudad para acompañarnos durante nuestro recorrido y de esa forma asegurarse que tuviéramos el mayor provecho durante nuestra breve estancia en esa hermosa ciudad.
Dicho y hecho unos días después nos encontró en Cartagena y anduvimos juntos para todos lados. Bueno con decirles que hasta nos presentó a Julio César Muñoz García, un amigo suyo de la infancia que ahora es el cura de la Catedral de Santa Catalina de Alejandría”.
Lo más curioso es que la protagonista de la historia, no era tan desconocida como se podría pensar.
“En su momento nos enteramos que nuestra espontanea guía turística, de nombre Lineth, es nada más y nada menos que la madre del nadador más veloz de Colombia: Cardenio Andrés Fernández Urueta, oriundo de Barranquilla.
Por favor, Don Alejandro Char, que alguien le dé una medalla de oro a esta mujer”.
No fue la única persona que atendió a esta familia mexicana de manera espectacular.
“Una medalla de oro a todos y cada uno de ellos que desde sus trincheras nos hicieron sentir bienvenidos, como en casa, brindándonos ese calorcito humano que solo los colombianos saben transmitir.
Dicen los números que México se lleva una cantidad considerable de medallas de oro en estos juegos, sin embargo los que tuvimos la fortuna y honor de convivir con esta linda gente nos quitamos el sombrero y agradecidos les decimos sin temor a equivocarnos que en estos Juegos Centroamericanos, Colombia se queda con el Oro”.