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El Espíritu Negro tuvo un inicio de año tan oscuro como su equipo, y a pesar de dominar la batalla de máscara contra máscara ante el Príncipe Diamante, terminó descubriendo su identidad en la Arena México.
Tras la incógnita de Espíritu Negro se escondía Juan Manuel González Olalde, con 20 años de luchador y 38 de edad.
“No tengo excusas, me calló el hocico, es un luchador bien preparado y me ganó en el centro del ring”, aceptó el maloso, sin poder contener las lágrimas.
Tras reconocer que su verdugo se lleva lo más preciado en su carrera, adelantó que buscará una revancha. “Es un muchacho lleno de ego, con poca humildad y tengo mi cabellera para apostarla. Esto no se acaba aquí”.
Empujado por su juventud y un tanto ansioso, el Príncipe Diamante cayó en las garras del rudo, quien ganó la primera caída. Pero el científico aprovechó el hombro maltrecho del rufián para mermarlo hasta que no pudo más. “Lo estudié muy bien y ahí está el triunfo”, presumió el vencedor.