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ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
La punta de una pistola presionó el estómago de Claudia Vega al tiempo que era zarandeada para despojarla de su mochila y otras pertenencias. La huida fue imposible, en sus piernas acumulaba 28 kilómetros de los 31 que tenía que recorrer en la distancia que eligió del Maratón Rover, que el domingo pasado se convirtió en una carrera del terror para varios competidores.
Junto con una compañera que conoció durante la mañana, Claudia corría la parte final del Rover, en la concentración montañosa del municipio de Huitzilac, Morelos, cuando se alertó por un hombre que se escondía entre los árboles. Por instinto, ella intentó regresar pero grandes charcos formados por las constantes lluvias de los últimas semanas, frenaron la escapada.
Apartada del camino, Claudia se encuentra con Yasley Mora Campos, quien le había aventajado unos metros y ahora se encontraba sometida por un sujeto que tiene un cuchillo. Ya le habían quitado sus artículos de valor: celular, anillos, aretes y mochila.
“Veo a mi amiga y me ponen la pistola en el estómago. Me quieren arrebatar mi backpack, pero no pudieron porque tenía seguridad. Me despojan del celular de mi chamarra, ya no me quitan más cosas porque se empiezan a poner nerviosos”, cuenta Claudia.
A los momentos de angustia, se le sumaron 10 minutos en las que Claudia y Yasley tuvieron que permanecer quietas por órdenes de los delincuentes que aprovecharon el tiempo para dirigirse camino abajo.
Ambas corredoras toman la ruta opuesta y se encuentran con un grupo de corredores rezagados. Avisan de la agresión y deciden dirigirse a Fierro del Toro, poblado a 10 kilómetros de distancia. Por agotamiento Yasley y un conocido no sostienen el paso y al quedar relegados, son interceptados por los mismos delincuentes.
“Después de oír los dos disparos corrimos hacia arriba, no sabíamos si los compañeros estaban muertos, heridos. No sabíamos nada. En eso llegan unos chicos que estaban practicando motocross. Les pedimos ayuda y nos sacaron de ahí y nos llevaron a Fierro del Toro donde estaban parte de los organizadores”, recrea Claudia.
Durante toda la ruta del Maratón Rover que inició en el Monumento al Caminero en el sur de la Ciudad de México y que terminó en Tres Marías (31km) y Estadio Centenario de Cuernavaca (42km), los atletas demandaron que no vieron ninguna patrulla que resguardara el camino.
El Maratón Rover, que presume ser el más antiguo de México con 64 ediciones realizadas, fue organizado por el grupo Scout 191.
Con una inscripción de 650 pesos, prometían una logística que incluía seguridad, pero que fue inexistente porque al igual que Claudia y Yasley, otros dos grupos fueron robados a punta de pistola, sin que nadie hiciera nada.