Dolido y con un futuro ligado a la incertidumbre. Así suele quedar un luchador después de perder su máscara. Pocos logran salir de ese trance, levantar la cara y seguir vigentes: Espíritu Negro quiere ser uno de ellos.
La noche del 1 de enero pasado fue la más triste del esteta queretano, curiosamente, la misma velada en la que alcanzó el sueño de protagonizar una gran batalla en la Arena México.
Al final, bañado en sudor y con las lágrimas como reflejo de la pérdida de su incógnita, el maloso tomó valor de donde pudo y advirtió que no está muerto luchísticamente hablando.
“Discúlpenme por las lágrimas, pero esa máscara me acompañó veinte años de carrera. No me abandona porque la voy a seguir llevando en el corazón. Es una máscara que me ha dado muchas victorias, lo voy a extrañar pero aquí sigo”, prometió.
En los vestidores, desde que llegó al CMLL , el Terrible lo bautizó como el ‘Machete’, mote que bien podría ayudarle a sobrevivir a la extinción. “Voy a sacar una buena imagen, como Espíritu Negro o el Machete, lo importante es el cariño de la gente, y voy a seguir dando de qué hablar”.
En su rival, el Príncipe Diamante, reconoció a un joven con mucho futuro, “que me calló el hocico, no conviene abrir la boca de más ante un chavo que está bien preparado. Llegué lesionado pero no es pretexto, quería demostrar que estoy hecho para grandes cosas, en toda la batalla la gente estuvo de mi lado, así que por ellos, voy a exigir una revancha, porque ahora tengo una cabellera que exponer”.