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ramon.trevino@clabsa.com.mx
Antonio Osuna está al tanto del desempeño de su sobrino, Roberto, en Grandes Ligas, aunque la comunicación es mínima entre la familia.
Hace poco más de dos semanas, el pitcher de los Blue Jays de Toronto se convirtió en el cerrador más joven (23 años) en conseguir los 100 salvamentos.
“Todos sabemos lo de Roberto. Está teniendo una gran temporada. Ojalá siga en esa cosecha de salvamentos y de récords”, explica el ex ligamayorista en charla.
El Cañón recuerda al hijo de su hermano Roberto como un niño con la mentalidad muy clara y puesta en el éxito.
“Desde que era pequeño, siempre supo lo que quería lograr. Cuando era chiquito ya se comportaba como adulto”, agrega.
Antonio no mantiene una relación directa con su sobrino. Como el mismo Cañón dice: “cada quien está por su lado”. Sin embargo, la sangre le llama y aplaude las aptitudes de Roberto.
“La gente siempre ha dicho que nosotros, los Osuna, somos muy valientes... en la loma. Nunca hemos tenido un bateador, somos una familia de lanzadores”.
Pero Antonio no cae en las comparaciones. En sus 11 años en Grandes Ligas, el ex pitcher lanzó para los Dodgers de Los Ángeles, los White Sox de Chicago y Padres de San Diego. Sus números como relevista fueron de 411 juegos, 36 victorias y 29 derrotas; le conectaron 432 hits y ponchó a 501 rivales.
“Mi sobrino tiene lo de él, yo tuve lo mío. Roberto, mi hermano, quien también jugó profesional, hizo lo suyo, y tuvo mucho que ver con el crecimiento de Robertito”, subraya.
Lenix Osuna, hijo de El Cañón, llegó la semana pasada a los Marineros de Ensenada, tras meses de inactividad con los Diablos.
Para el Dodger retirado, puede ser un momento importante para que su hijo levante el nivel.
“La mentalidad de un pitcher siempre tiene que ser positiva. No debe creerse un mejor pelotero que sus compañeros, todos son iguales.