Yaotzaneth Díaz
es de sonrisa fácil, amable. Incluso cuando recuerda como fue ese día, el que definitivamente le cambiaría la vida.
Pero primero da un sorbo a su café.
" Regresaba a mi casa e iba sobre la banqueta cerca de (la Avenida) Insurgentes y de repente vino el camión. Me atropelló ", recuerda a EL UNIVERSAL Deportes. "Hay paisajes que no recuerdo del todo, pero puedo enumerar las lesiones que tuve".
Sufrió fractura de cráneo con coágulos, fractura de pelvis y costillas
, pérdida de tejido y lesiones en la mano y pierna izquierdas. Pasaron varios días en el hospital. Revisiones, cirugías, tomó varios medicamentos para recuperarse.
![El autobús, la amputación y la resiliencia, la historia de Yaotzaneth Díaz](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/7U47NJFAHBBNRPRC24FJ3YMWKM.jpg?auth=&smart=true&width=567&height=850)
Díaz pudo recuperarse de algunas lesiones, pero hubo en la que le seguia dando molestias y dolores que por momentos eran insoportables : la de la pierna izquierda. Después de rehabilitaciones y más medicamentos decidió una medida radical.
"Pedí que me la amputaran, pese a que hubo algunas personas que trataban de persuadirme. Pero una vez que pasó la cirugía, sentí un alivio muy grande, ya no tenía ese dolor insoportable.
![El autobús, la amputación y la resiliencia, la historia de Yaotzaneth Díaz](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/R62LA2UOFZBFBGMAYD2KUICXLM.jpg?auth=&smart=true&width=567&height=850)
Díaz necesitó, entonces, una prótesis. La encontró con las clínicas rehabilitación Ottobock, que pudieron poporcionársela. Poco tiempo después empezó a practicar basquetbol en silla de ruedas . Ahí empezó a relacionarse hasta que pudo encontrar un equipo en el cual practicar la disciplina en partidos formales.
Luego, las circunstancias la llevaron a convertirse en jugadora de la Selección Femenil de Silla de ruedas , que participó y terminó quinta en los Juegos Parapanamericanos de Lima y que ahora buscará su pase a los Paralímpicos de Tokio 2020.
A Díaz se le pregunta si, pese a todo lo que vivió, si es feliz.
"Lo soy. Valoró más la vida, a tal grado que, si veo un árbol y me dan ganas de subirme en él, lo hago. Son esas cosas que disfruto de la vida, que ahora puedo hacer y que en algún momento ya no podía hacerlo", responde, al tiempo que se le sale otra sonrisa y da el último sorbo a su café.