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La suspensión de cuatro años por dopaje (trembolona) que sufre la marchista Guadalupe González es un caso difícil de revertir, pese a que la resolución del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) pospuso por segunda ocasión la resolución del caso, asegura el abogado de la atleta, el colombiano Andrés Charria.
“Aunque el veredicto se pospuso hasta el 15 de mayo, la situación no ha cambiado en nada”, explica Charria a EL UNIVERSAL Deportes. “Sigue siendo difícil que se revierta la suspensión, por cómo se manejó la defensa de Lupita en inicio”.
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La defensa de la andarina, con su antiguo grupo de abogados, se basó en el consumo sin intención de carne contaminada. González contó que comió carne tres días seguidos, incluidos tacos al pastor e hígado, en los que pudo estar la trembolona.
Sin embargo, la argumentación estuvo repleta de contradicciones e irregularidades. Investigadores de la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF) revisaron los lugares donde comió y encontraron que algunos habían cerrado hace años. La IAAF, entonces, mantuvo su suspensión de cuatro años sobre la marchista.
Ahora Charria, su nuevo abogado busca una reducción de dos años de la sanción, que le permita participar en Tokio 2020.
“Estamos conscientes de ello. Lo que nos da confianza es que el TAS está tardando, porque está analizando que los argumentos que presentó Lupita son verídicos. Afortunadamente no tenemos la presión de tener una respuesta lo más pronto posible, porque se postergaron los Juegos, que son el objetivo de Lupita”, agrega el colombiano.