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El matador Diego Sánchez, de 19 años, confirmó su Alternativa en la Plaza México, morado y oro su terno. Su padrino fue Ignacio Garibay, de 42 años, y el testigo José Garrido. Se lidiaron toros de Arroyo Zarco. El burel de la ceremonia fue Brillante, tardado para embestir. El adolescente fue ágil en su actuación y hubo petició de oreja que no fue concedida.
Garibay, de gris y oro, toreó en primer lugar a Aniversario, distraído, huía al cite. Logró el espada capitalino buenos lances y mató, de certera estocada, en el segundo intento. En el segundo de su lote apenas si hubo un olé.
Barba Roja, el primer castaño de la tarde (los anteriores fueron negros) salió con brío a la arena, Garrido lo aprovechó para sus primeros capotazos. Se lució con naturales. El español vistió de grana y oro, punto de cruz la pasamanería. Cerró la faena con una tanda de manoletinas rematada con molinete. Mató bien, no tardaron en aparecer los pañuelos. El de Badajoz se llevó una oreja. El quinto de la tarde fue acaso el peor bicho del encierro. Disperso, manso, Garrido logró buenas tandas muy pegado a los negros lomos.
El último de la corrida, Nazareno, saltó al callejón instantes después de su aparición. "¡Pa' que despierte!", gritaron varias voces. Y es que el frío y los toros ya habían adormecido a la afición. Cuando regresó a la arena, el castaño derribó al picador, dejándolo acostado en el suelo. Fue duramente castigado en la vara. No duró la lidia. Sánchez dejó un cuarto de acero, se retiro entre protestas.
Los asientos vacíos fueron mayoría en esta corrida. Los banderilleros siguen dejándo insatisfechos al público. Fueron más los palos caídos que los pinchados. La empresa y la ganadería fueron criticadas toda la tarde en los tendidos.