El luchador irlandés Conor McGregor se medirá este sábado de madrugada en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, al estadounidense Dustin Poirier tras más de un año de inactividad.
Han tenido que transcurrir 370 días para que se produzca el retorno al octágono del combatiente irlandés, que se medirá a un Poirier al que ya batió en 2014 en el primer asalto. Uno de los primeros puntos de inflexión para entender lo que es hoy en día el fenómeno 'Notorious'.
Este UFC 257 es la primera parada de la hoja de ruta de MGregor para 2021, un año en el que se espera que la actividad del irlandés sobre la tarima brava aumente considerablemente.
El evento acerca también a Poirier, mucho más maduro, a una oportunidad de oro de aproximarse al título del peso ligero vacante, en principio, tras el 'pseudo-retiro' del ruso Khabib Nurmagomedov.
El peleador natural de Daguestán ya ha anunciado que se dejará ver entre el público en la isla de la lucha donde se disputará el evento y tras ello, decidirá su futuro definitivo.
"Veré todas las peleas en UFC 257 y si alguno de los estelares o coestelares hacen algo espectacular, volveré a pelear con alguno de ellos", aseguró Dana White, presidente de la UFC, que le dijo Nurmagomedov en la conversación que mantuvo con él.
Todo parece orientado a una revancha de McGregor por el cetro del peso ligero frente al ruso. Sin embargo, 'The Diamond' ni mucho menos va a querer ser un espectador de lujo en el 'show' del irlandés.
En las manos de Poirier está tirar abajo la puerta y poner patas arriba la división. Clasificado como el segundo mejor peso ligero de la actualidad, viene de derrotar al neozelandés Dan Hooker en una de las batallas más destacadas del pasado año.
McGregor, pese a tener apenas dos peleas en los últimos dos años y sus flirteos con el mundo del boxeo, parece dispuesto a volver por todo lo alto nuevamente. Derrotó al estadounidense Donald Cerrone en apenas cuarenta segundos y asegura que hará lo propio con su compatriota 'The Notorious', un virtuoso también con el micrófono en la mano, está absolutamente convencido de su superioridad. Aunque se le haya visto mucho más sosegado en sus intervenciones, sigue sin dejar de ser McGregor.
"Me gusta Dustin. Creo que es un buen luchador. Incluso es un gran luchador. Pero aun así está varios niveles por debajo de mí. Le voy a dejar KO en 60 segundos", advirtió en unas declaraciones difundidas por la propia UFC.
Con dos grandes golpeadores en la jaula, parece que la contienda se decidirá por la diferencia que pueda hacer cada uno en el intercambio de pie. Desde la esquina de Poirier la velada se plantea más como una batalla a tumba abierta que como una pelea con un desenlace rápido.
"El plan es vencer a McGregor por cualquier medio necesario. Habrá sangre y agallas y buscaré luchar por el título de nuevo", advirtió el estadounidense en una entrevista para MMA Junkie para luego añadir: "No se trata de venganza. Son muchas cosas".
McGregor se considera superior al estadounidense, tanto es así que el irlandés da un paso más allá y mira a Khabib. Otra fase más en la germinación de una segunda batalla frente al águila daguestaní. Sacó del baúl de los recuerdos su enfrentamiento en 2018.
"Creo que tiene miedo de pelear conmigo y no lo culpo. Luché contra lo mejor de él esa noche (UFC 229), él luchó contra lo peor de mí esa noche. Él lo sabe, yo lo sé y su equipo lo sabe", afirmó McGregor en una entrevista a ESPN.
El McGregor-Poirier 2, más que por una revancha, parece pasar por ser la primera pieza de un dominó que podría definir el futuro de la categoría. Solo el desempeño de ambos concretará para que lado se desencadenarán los acontecimientos.
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