Bien Querido, un gran toro de la ganadería de Reyes Huerta que le tocó en suerte a Arturo Macías , fue el protagonista de la tercera corrida de la Temporada Grande en la Ciudad de México .
Con dicho toro Macías rozó el triunfo con un gran toreo por fases, pero lo dejó escapar por falta de ambición ante la bravura y nobleza del animal.
El rejoneador Andy Cartagena y el torero Leo Valadez cortaron una oreja cada uno.
Se lidiaron cuatro toros de Reyes Huertas bien presentados y dos de Arturo Gilio algo escasos de trapío aunque de buenas hechuras. De los seis astados destacaron por su clase y casta primero, segundo y sexto de la tarde.
Se registró un cuarto de entrada.
Tras una salida arrebatada embistiendo todo lo que encontraba a su paso, Bien Querido fue recibido por Arturo Macías con unas manoletinas que ya dejaron ver su clase.
La larga puya posterior reveló la bravura y la casta del animal. Macías inició con unos doblones profundos su faena de muleta. Luego vinieron tres tandas circulares con la mano derecha y la zapatilla fija en la arena repletas de pases, el toro salía de cada una pidiendo más. Lo mejor llegó con la izquierda.
La intensa cadencia en la embestida permitió a Macías acoplarse a partir del tercer pase, para luego dejar tres naturales inmensos de mucho vuelo y sentimiento.
Pero no supo dar continuidad a la faena y estuvo atropellado. La bravura incesante del toro y las ganas de triunfar alargaron la faena en exceso, hasta el punto de recibir un aviso sin haber siquiera cogido el estoque.
El torero se equivocó renunciando a torear con profundidad y preferir recurrir a adornos innecesarios que rompieron el ritmo de la faena. Con el toro ya extenuado el torero erró con la espada varias veces, hasta que logró una buena estocada.
Bien Querido
fue despedido con arrastre lento y Macías obligado a salir al tercio a saludar. El quinto de la tarde que se defendía constantemente, no permitió a Arturo Macías más que sacarle pases sueltos y alguno de pecho. Eso sí, de gran riesgo al tener que estar en la cara del toro para hacerlo entrar en la muleta.
El regreso de Andy Cartagena tras la puerta grande e indulto en febrero de este año venía condicionada por el reciente triunfo de Diego Ventura.
Asimismo, Cartagena estuvo impreciso con el que abría plaza, un buen ejemplar de Reyes Huerta que se mantuvo fijo toda la faena y al que el rejoneador permitió tocar sus monturas varias veces. Cortó una oreja al cuarto de la tarde, con el que sí supo, sin siquiera ser acariciado, llevar la grupa del caballo muy ceñida a la cornamenta del animal.
Realizó también unos quiebros con giro de mucho mérito, y finalmente una buena estocada le valió una oreja que protestó parte del público al considerar que Cartagena pasó demasiado tiempo con el animal parado y él fuera de la línea de ataque del burel.
La otra oreja fue para Leo Valadez que solo dejó unos notorios lances con el capote, zapopina incluida, en el que cerraba plaza. Salvo una correcta estocada el resto de su faena careció de sitio y estructura.
La tarde acabó con este excesivo premio, una corrida donde en líneas generales los toros estuvieron por encima de los de luces.