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Houston.— Por ocho innings, Justin Verlander provocó un desfile de bateadores de Yankees que al terminar su turno se marcharon avergonzados por la forma que el pitcher de Astros los hizo fallar.
Verlander consiguió 14 ponches, la mayor cantidad en la historia para un lanzador frente a los Yankees. Es una frase coloquial “el papá de los Bombarderos del Bronx”, aunque no sirvió porque Houston perdió 4-0 frente a Nueva York el segundo de la serie.
Lo que sería un juego inolvidable para Justin, terminó cuando su bullpen (Ken Giles), descompuso el escenario perfecto como una tormenta lo hace con una noche de verano. Las almohadillas que Verlander por ocho capítulos se encargó de tener con tres corredores, el relivista congestionó al aceptar imprables y un cuadrangular de tres correras de Gary Sánchez.
El receptor dominicano de los Yankees disparó la esférica por detrás del jardín izquierdo. Su segundo cuandrangular en el noveno inning en menos de seis días, el primero que lo hace para los neoyorquinos desde 1925.
En los más recientes seis encuentros (incluidos Playoffs), Minute Maid Park se había convertido en un cementerio de hits y carreras para Nueva York que llegó al encuentro de ayer con promedio colectivo de 1.55 y cinco carreras producidas. Números ridículos para un equipo que se planeó para anotar, anotar y luego anotar de nueva cuenta.
Verlander fue verdugo cortando cabezas. En su labor sobre el montículo no regaló ni una sola base por bola y luego sucedió lo que ya contamos del triste bullpen.
Los Yankees no sólo lucharon contra Verlander. Su abridor Jordan Montgomery salió del encuentro por lesión.
Criticados por sus actuaciones en las primeras dos semanas, los relevistas de Nueva York tomaron el timón y llevaron a buen puerto el resultado al combinarse para seis imparables.