Antonio Rosique

celebra 25 años de trayectoria en el periodismo deportivo, una vocación que le permite empaparse sobre cualquier rama que involucre su profesión.

Conocido por sus apariciones y narraciones en las pantallas de TV Azteca , Rosique se etiqueta como reportero y un auténtico contador de historias.

Con un cuarto de siglo involucrado en esta profesión, el periodista ha experimentado de todo –desde largas coberturas, desveladas, entrevistas con grandes atletas, reportajes y adrenalina que genera su oficio–, por eso sabe que el periodismo deportivo vive un momento crucial en el presente.

“En cierto modo, se vive una crisis, porque hemos dejado de contar historias; ante la facilidad de la inmediatez, es fácil aventarte un tuit ruidoso. Muchos colegas ya no están haciendo mucho periodismo deportivo, no digo que esté mal, pero necesitamos regresar a contar historias”, dice Toño, desde su casa en República Dominicana, donde se encuentra en filmación de Exatlón.

“Necesitamos historias que duren y valgan, a las que puedas regresar a ellas. La esencia del deporte no es la polémica porque, en una semana, ya no sirve o no importa; en un año, cinco o 10, menos, a nadie le interesará, será basura. Para los que quieran ver, en un futuro no muy lejano, lo sucesos del América, por ejemplo, van a tener que escarbar entre la basura para encontrar una buena historia. Debemos hacer buenas historias, porque el deporte las necesita”, insiste Rosique.

Son 25 años de reportajes y entrevistas para Toño, una carrera que le ha permitido experimentar radio y prensa escrita. Tiene mucha hambre todavía de continuar en el oficio, siempre enfocado en dar a conocer el detrás de los hechos que se ven a simple vista.

“La vocación es algo que uno se atreve. No me toca juzgar mis capacidades o retos, pero sí me toca decir que tengo una gran vocación por lo que hago y no siento que debo hacer algo más. Cuando uno tiene esta vocación, te entregas completamente a toda la gama de posibilidades”, subraya, mientras rememora sus inicios en la empresa del Ajusco, durante la última semana de febrero en 1996.

“Tenía muchas ganas de descubrir el periodismo deportivo, de experimentar todas sus facetas, de hacer radio, televisión y escribir en el mundo del deporte. Cuando tienes esa vocación, te dejas que la misma aventura te lleve. Las sensaciones nunca se me van a olvidar. Tenía tantas ganas de no equivocarme y no fallar”.

Entre las historias que más le ha gustado contar está una de Michael Phelps , previo a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, cuando fue a entrevistarlo a la alberca en la cual creció y continuó su preparación hasta convertirse en el mejor nadador en la historia, ubicada en Baltimore, y otra con el alpinista mexicano Carlos Carsolio.

“Más que la entrevista”, recuerda Rosique. “Es por lo que me enseñó a mí, es una de las personas que ha marcado mi vida, de vivirla de otra manera. Los alpinistas son grandes personas, porque aprenden a vivir de otra forma y abrazar la expresión humana”.

Su extensa carrera en TV Azteca le abrió la puerta para convertirse en el conductor Exatlón.

“Aprendí a vivir de otra manera, es una bendición que me ha permitido reinventarme y contar historias todos los días. Es una gran plataforma para contar lo que he dicho: narrar la historia más básica del deporte. A todo mundo le gusta y le entiende, la competencia entre atletas para conseguir algo y ganar”.

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