Hace unos meses, mientras estaba en México, Roger Federer reveló su candidato favorito a superar la marca de títulos de Grand Slam que ostenta, y eligió a un miembro de la denominada Next Generation: .

En entrevista con EL UNIVERSAL Deportes, el alemán abre espacio para la autocrítica, consciente de que ese es el primer paso para capitalizar dicha posibilidad.

“He tenido éxito en Masters 1000 y gané las ATP Finals hace dos años; lo hice contra jugadores Top, pero lo he tenido difícil derribando la barrera de los Grand Slams, quizá por el formato de cinco sets o tal vez debido a la presión adicional que siento”, admite.

En los certámenes de mayor importancia, su desempeño ha contrastado con el tenis que —en noviembre de 2017— lo catapultó al número 3 del ranking. No obstante, con 22 años de edad, el pasado le dice poco sobre su alcance.

“Estoy trabajando duro para poder ir más lejos. Mi equipo planea cuidadosamente cada uno mis entrenamientos, durante los torneos y también fuera del tour”, dice.

Y es que, en otra época, la exigencia para llegar a —y mantenerse en— la cima del deporte blanco pudo ser menor, pero su momento para emerger llegó en el marco del Big Three, una élite tan pequeña como aplastante, a la que Sascha describe tajante: “los mejores jugadores de la historia”.

La edad; sin embargo, acecha a los más laureados y, con ello, brinda ilusión a quienes transitan de promesa a realidad.

“Han dejado la vara muy alta, pero este año será otra prueba y una nueva oportunidad para nosotros”, expone el teutón.

Hoy, aunque bien valorado por los rivales que un día fueron sus ídolos, Zverev es la séptima raqueta del orbe, peldaño que lo priva de sentirse realizado.

“Mi objetivo en 2020 es ganar títulos y regresar al top 3 del mundo”, sostiene. Si se plantea metas en el corto plazo, el Abierto Mexicano de Tenis podría ser mucho más que una revancha.

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