Natalia Farfán es una mujer que no se rinde ante la adversidad. Eso aprendió de su padre, Big Memo, un luchador que se hizo de un lugar como profesional a base de golpes, sin bajar la mirada.
Era su ídolo y un día decidió hacerle un homenaje. Así nació ‘Santa Máscara Tattoo’, una fusión de sus dos pasiones, que presume cinco años "sin límite de tinta".
“Es ‘Santa’, porque soy devota de la Santa Muerte; ‘Máscara’ , por la lucha libre; y ‘Tatoo’, por lo que hacemos en el espacio”, explica la chica que también entrena con el sueño de alcanzar un ring.
Consolidar el proyecto ha sido un reto que varias veces ha estado a punto de recibir la tercer palmada, “es difícil porque a mucha gente no le gusta la lucha libre, pero cuando llegan se envuelven del ambiente y les agrada”, comparte.
El medio de la lucha libre no le era ajeno, creció en sus entrañas, así que su proyecto fue fácil de abrazar para los protagonistas del pancracio.
“Existen muchos tatuadores que trabajan con luchadores, pero a nosotros nos adoptaron como los ‘tatuadores de los luchadores’. Ha sido complicado consolidar un equipo que entienda el concepto, que se ponga la máscara”.
Natalia encabeza este sueño y la pasión del tatuaje la ha atrapado irremediablemente. “Estoy aprendiendo a hacerlo, mi meta es empezar a tatuar en este año”.
Casi cincuenta tatuajes pintan su piel, y una de sus piernas se ha convertido en el lienzo perfecto para máscaras y luchadores, “empecé con la imagen de mi papá”, recuerda la chica que junto al tatuador Manik sostiene la aventura llamada ‘Santa Máscara Tattoo’, al norte de la Ciudad de México.
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