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Esto fue una locura en Pachuca. Una hermosa locura, dirían los antiguos que tiene a los Tuzos prácticamente como el primer finalista.
Pachuca y Monterrey dieron muestra de que vale la pena esperar 17 Fechas para vivir este tipo de espectáculo.
Todo estaba listo para el empate a tres. Rogelio Funes Mori se paró en el punto de penalti y se enfrentó a un Óscar Ustari que tenía las fosas nasales tapadas para evitar el sangrado. El Mellizo falló el tiro y de ahí vino el contragolpe para que se marcara un penalti ahora a favor de los hidalguenses, no lejos de la polémica, que Nicolás Ibáñez hizo gol (86’). Juego sentenciado y la eliminatoria también cuando llegó el quinto, anotado por el mismo atacante argentino (90+2’).
Fue una hermosa locura. Quizá lo ideal en el futbol, es que el rival entre al ritmo que se desea, que el balón se mueva a la velocidad que se quiere y que vaya por donde se desee.
Pachuca así lo hizo con Monterrey.
Los Tuzos fueron un rayo, un trueno, tomaron los hilos del partido y los hicieron moverse a la máxima velocidad, sacando al Monterrey de su elemento, de ese ritmo cansino pero tan eficaz en donde Víctor Manuel Vucetich es tan eficaz.
Llegó el gol de Nico Ibáñez (9’), jugada a pelota parada que salió a la perfección, Guillermo Almada alzaba los brazos en señal de triunfo peor la sapiencia de Vucetich sabía que nada estaba perdido. Si Pachuca quería jugar con intensidad, Rayados podía jugar así. Jugada por lo alto, Héctor Moreno empate (25’).
Mas no había que aflojar el ritmo. ¿Cuál es el punto débil de la defensa de Rayados? el lado de Jesús Gallardo. Pelotazo, Stephan Medina deja botar la pelota, Gallardo se durme y Romario Ibarra le gana la espalda (23’), otra vez el tuzo en ventaja. No por mucho, Monterrey se va con varios elementos al abordaje, Luis Romo encuentra un balón fuera del área, dispara y vence a Ustari (41’).
Inició la segunda parte y Pachuca metió otra puñalada de parte de Paulino de La Fuente (47’) y Vucetich decidió cerrar el juego y más cuando Erick Aguirre se fue expulsado. Irse con desventaja de un gol no era tan malo para los Rayados e iba ser mejor cuando se marcó el penalti a su favor.
Y ahí comenzó esa hermosa locura de Liguilla, una locura que tiene a los Tuzos, con un pie en la final.