Es cierto que —a la distancia— irradiaba ese buen trato, pero nada se compara a cuando se conoce al ser humano.
Y eso precisamente es lo que ha sucedido con Dani Alves en los Pumas, cuyos integrantes están gratamente sorprendidos con la manera de ser del astro brasileño, a quien unos cuantos días le han bastado para demostrar que es alguien que vino a México con la intención de sumar al grupo y rendir.
Detalles como rechazar un transporte especial para él y viajar con el resto de sus compañeros en el mismo autobús, saludar sin distinción a todos los miembros de la institución (sin importar el cargo) y acceder a cada petición de autógrafo y fotografía tienen muy contentos a quienes apostaron por él, ya que ha mostrado ser humilde.
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