“Hacer deporte nos hace sentir poderosos”. Hasta a los que parecen que no lo son.

A le gustaba mucho correr, siempre andaba a las carreras, hasta que encontró en el maratón su forma de sentirse poderosa, como una superheroína, “como la mismísima mujer maravilla”.

Hasta que la vida le encontró un punto débil. “Cuando algo te apasiona, a veces no te das cuenta que estás exigiendo al cuerpo de más, y un día, pues pasó”, sufrió una fractura en la cadera.

A olvidarse de las carreras, y lo peor “a olvidarse de ir al maratón de Nueva York”.

Un doctor le dio esperanzas, la palabra que quería escuchar: “Dije, basta, me limpié las lágrimas y prometí seguir la rehabilitación paso a paso. Comencé a andar en sillas de ruedas, en muletas, en bastón, a aprender a caminar, a correr”. Pasó un año, y en 2016, “corrí Nueva York”, el sueño se había cumplido.

La vida le había dado una gran segunda oportunidad, “un regalo y decidí compartirlo, me dieron un álter ego y decidí vestirme de eso”.

Ahora cada vez que corre, se viste de Mujer Maravilla, y no simplemente se disfraza en las competencias, “vamos a hospitales a ver a niños, niñas, a mujeres que sufren de alguna enfermedad. Ahí les comento: ‘Esta es mi historia de Mujer Maravilla, ¿cuál es la tuya?’”.

En el sismo de 2017, “Fui voluntaria para correr entre los afectados de Tlalpan a un centro de acopio. Lo hice toda la noche”.

Laura, la Mujer Maravilla, volverá a ponerse su traje en el Maratón de la Ciudad de México, para buscar inspirar a más mujeres maravillosas.

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