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Rafael Herrerías
fue dueño de un equipo de futbol. Y causó una revolución en Veracruz, club al que hizo líder, con el que se negó a jugar un partido simplemente porque no le gustaba el horario que le pusieron. Al que le cambió el color, de rojo a blanco... Y todo se dio por un tal Cuauhtémoc.
Fue de 2002 a 2007 que el Tiburón estuvo bajo su administración: “Me pidieron un favor. Me junté con amigos que sabían y le entré. Lo tomé en el penúltimo lugar y lo hice superlíder”.
Ese equipo lo volvió leyenda en el Puerto: “En Veracruz soy un ídolo, todo lo contrario que en La [Plaza] México. Allá era dios. Jugábamos los sábados, llevaba artistas, grupos... Todos felices. El sábado en la noche era una fiesta. Una temporada fuimos líderes, y hasta me hicieron una bandolera de la FMF, donde yo era vicepresidente comercial”.
—¿Se fue decepcionado?
—No. Pero no es mi nivel. Es demasiado dinero el que se maneja. Perdí bastante. Cuauhtémoc fue uno de esos, pero lo hice por barbero.
Recuerda cómo llevó al Temo al Puerto: “Del Bar Bar lo llevé a Veracruz. Del avión bajó con la camiseta del equipo. Televisa me lo pidió de regreso y por barbero, por tiempo aire para los toros... Me lo pagó con tiempo aire”.
No sacó nada del futbol. “Por eso digo, ¿dónde está mi maldad? Pregúntenle al Gobernador [Blanco] si firmó un papel para jugar ahí y llevar a sus amigos. Contraté a Isaac Terrazas, Braulio Luna, el Chaco [Christian Giménez], Kléber [Boas]... A todos sus cuates. Hice el equipo a su gusto y dime si he comido algo en Morelos”, reta.
Eso sí, ni ganas de volver al futbol. “Ahora, con lo que pasa que no hay ascenso y descenso, no le entiendo mucho. Me llevo bien con la mayoría, pero ni ganas de volver”, afirma.
Acusaciones. Fidel Kuri , exdueño de los Tiburones y quien ahora está en la cárcel, ha señalado que entre el dinero que —dice— le deben hay algunas deudas que dejó Herrerías.
El empresario lo niega absolutamente: “Se me hace una tontería que una gente con esa cantidad que tiene o que dice que tiene, argumente eso”.
Va con la lógica: “Si hacía un negocio, tenía que ver cuál era su estado financiero de los jugadores, el estadio, todo eso”.