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Si hay algo más doloroso que una derrota para Esmeralda Verdugo, es estar lejos de su hija. La futbolista del Tijuana mira en la pequeña Ximena su motor de cada día, para ser una referente en la Liga MX Femenil . No es fácil ser madre y futbolista profesional al mismo tiempo, advierte.
“Es difícil como mamá; cuando estaba en el América no podía ver a mi hija por meses, la dejaba con mi familia en Ensenada. Acá en Tijuana, a lo mucho me puedo ir tres días por un juego fuera.
“Ser futbolista y madre es sufrirle por dejarla encargada, pero me gusta que mi hija vea que hago deporte, que es mi trabajo, hago lo que me gusta y eso conlleva que le pueda inculcar disciplina y responsablilidad. Quiero ser su ejemplo”, dijo Verdugo en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes .
La mediocampista, quien tuvo a Ximena casi a la par de que nació el proyecto de la Liga MX Femenil en 2017, señaló que mantuvo vivo su sueño de ser futbolista profesional gracias al apoyo de su familia. “Me costó regresar al futbol profesional, pensaba ¿cómo voy a dejar a mi niña? Pero muchos me apoyaron, mis papás, principalmente.
Llego al América [en el Clausura 2018] por el entrenador Leonardo Cuéllar, ya me conocía de Selección. Recuerdo que estando en el América todas las noches lloraba, porque extrañaba mucho a mi hija”, reveló la ganadora del oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla 2018, con el Tricolor femenil.
Pero su préstamo con los Xolos termina este torneo y medita la posibilidad de regresar a la Ciudad de México, aunque la inseguridad la hace dudar al recordar que fue víctima de secuestro exprés, en diciembre de 2019.
Extraña Coapa, pero también pone en la balanza el sacrificio de estar lejos de Ximena. “Han sido sacrificios que están valiendo la pena, pero me gustaría volver al América. Quiero aclarar que me fui [de las Águilas] por mi hija, ya después surgió lo del secuestro; tengo secuelas, pero tienes que soltarlo, no por tener miedo dejaré mis sueños, ya he hecho muchos sacrificios”, agregó.
Feliz porque hoy celebrará plenamente el Día de las Madres, en compañía de su mamá e hija, pero en aislamiento por la pandemia de coronavirus, Esmeralda extiende su brazo derecho y lanza una sonrisa para presumir sus tatuajes de un reloj de bolsillo y de una mariposa que le recuerdan la llegada de Ximena a su vida.