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César Arturo Ramos Palazuelos debuta en el Apertura 2018 después de su aventura mundialista, como uno de los hombres fuertes del arbitraje en México, pero de inmediato ataja, no se considera un salvador del gremio.
“¿Crisis?”, pregunta el silbante, “¿cuál crisis? Desde que tengo uso de razón oigo que en el arbitraje hay crisis. Hay buenos y malos trabajos, sólo eso... Vengo a sumar, no a salvar a nadie, soy uno más de los árbitros que trabajan en la Liga de Mexico”.
Llega al Toluca vs Chivas después de dirigir tres partidos en Rusia 2018, “satisfechos... Hicimos un buen trabajo, creo”.
Regresa a la realidad, al arbitraje mexicano lleno de críticas y sinsabores, críticas de quienes antes se vistieron de negro... “A todos mis respetos, a todos les costó trabajo, pero no es lo mismo los 80, que los 90, que los chicos millennials... Todos ven lo que según su apreciación es y los respeto, pero puedo decir que el arbitraje ha cambiado de su época a ahora”.
—¿Vienes a salvar el arbitraje?
No para nada... No salvo a nadie. Soy un soldado más. En México viene un cambio generacional, gente menor de 30 años toca la puerta, habrá renovación paulatina, porque un árbitro se hace con los años.
—Entonces... ¿la “caballada” actual está flaca?
Para llamarte árbitro te cuesta ocho o diez años de proceso. Mira, antes el árbitro era intocable. Nadie le decía nada, hoy todos te leen los labios, los micrófonos son de largo alcance, hay todo tipo de análisis. Hubo grandes estrellas en los 80 y 90, reconocidos, nos dejaron una gran imagen internacional y van a surgir más, pero... somos muy atacados, hasta en el Ascenso, una crítica puede cortar tu carrera”.
—¿Los expertos dicen que hacen falta instructores?
“Pues los invitaría a ver cómo se entrena ahora. Trabajamos el modelo FIFA. Primero lo físico. Vienen jugadores para que podamos ensayar, se va al aula. Hay gente que antes arbitraba con base en recursos. Las charlas con Arturo Yamazaki, Arturo Brizio Ponce de León eran enormes y daban muchos consejos, pero el arbitraje es más que eso ahora, hoy cuenta mucho el trabajo mental. En los 90 se entrenaba dos días a la semana y uno era para la charla. Hoy se trabaja cinco días.
—¿Las críticas de los árbitros que salen en televisión, son con odio, con resentimiento, es algo personal?
“Todos tienen mi respeto, fueron figuras. Pero hay que ver que en la vida todo evoluciona. No es lo mismo que cuando ellos arbitraban. Hay que adaptarse a lo que te pide tu comisión. Las reglas evolucionan, cada julio te traen algo nuevo. Los señores fueron grandes, los mejores en su tiempo porque se adaptaron a sus circunstancias. Tomo el lado bueno, si es que no hay línea marcada.
—¿Qué necesita el árbitro para mejorar?
“Siempre va a haber errores, eso es intrínseco, pero creo que necesita dos cosas: Ser apoyado por el entorno, dejarlo trabajar. Aquí hay cuatro televisoras que tiene a su analista y todos nos dan. No nos queremos equivocar, eso lo aseguro... Y la otra, tiempo para adaptarnos a las nuevas condiciones del futbol, a los tecnológico, a lo que tenemos y a lo que vendrá, porque he escuchado cualquier barbaridad del VAR, y eso que aún no llega”.