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hector.morales@eluniversal.com.mx
La justicia tecnológica aún no sirve. El Video Assitant Referee (VAR) apareció en CU como una realidad futura para remediar los yerros arbitrales. Sin embargo, su presencia fue estéril.
Una muestra de su necesidad fue el penalti polémico que Luis Enrique Santander, marcó a favor del América, por una presunta mano de Luis Quintana.
La escuadra amarilla revivió aquella época en la que las fallas de los otrora hombres de negro “les facilitaron” las cosas en algunas conquistas de sus títulos. Curiosamente, el árbitro de aquel Prode, donde se decretaron como penaltis dos clavados del águila, Efraín Munguía, era Arturo Brizio, hoy presidente de la Comisión de Arbitraje.
A partir de esa pena máxima, el duelo, ya de por sí amarillo, se decantó a favor de los visitantes. Luego vino una presunta falta dentro del área a favor de los felinos sobre Nicolás Castillo.
Había dudas en ambas sanciones, cuántos problemas se hubieran evitado en la cancha, si el VAR ya hubiera funcionado desde ayer.
De poco sirvió que se probara el sistema tecnológico de justicia arbitral y su supervisión. Desde dos horas antes del juego entre Pumas y América, el secretario general de la Federación Mexicana de Futbol, Guillermo Cantú, llegó al Olímpico para comenzar a vigilar cómo, presuntamente, operará este sistema.
Nada ostentoso. Al interior de los vehículos, varias pantallas y el personal que observará las repeticiones para estar en comunicación con el silbante. Pero resultó inútil.
Zona de guerra. Tanques antimotines, granaderos por doquier. Escoltas, policías y nerviosismo de las autoridades, que esperaban que nada se saliera de control. Con esos elementos, CU se transformó antes, durante y después del Pumas vs América. Pasó de ser una zona estudiantil a una de guerra; el operativo de seguridad provocó que la llegada azulcrema fuera contra las normas de tránsito. El camión circuló en sentido contrario y los carros en esa arteria se toparon con que tuvieron que estar parados alrededor de 20 minutos.