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no salió nada contento con el empate a cuatro goles frente a Puebla. Para el técnico esta igualada es con sabor a derrota.
Esto, asegura: “desnuda la parte emocional, algo que se debe trabajar mucho más. El equipo cuando estuvo con cierta presión, reaccionó bien, lo hizo bien, cuando se sintió holgado no lo pudimos manejar. Los goles vienen enseguidita del gol que convertimos. El equipo tuvo buena reacción, pero es irrisorio tener que hacer seis goles en casa para ganar”.
Cristante
, afirma, le movió por todos lados: “Metimos a gente con experiencia a manejar el partido y no funcionó. El último gol de ellos, un gol rarísimo, pero esa jugada la vimos quince veces y nos paralizamos… Pero no echo culpas, las emociones paralizan, se canalizan más. Esto es algo que arrastramos desde hace tiempo”.
-¿Toluca se confió, o Puebla se creció?
“Se combinan las dos cosas. El equipo rival quiso hacer algo y nosotros tuvimos errores claros, empezando por uno. Te levantan un juego en dos minutos, ellos tenían un hombre de menos, y vienen dos distracciones. Hay que meterle un toque más… Tengo que prepararme más, superarme, adentrarme más con mi cuerpo técnico para corregirlo. Esto es un sabor a derrota. Esto es una cosa rara, pero pasan. Cuando me despedí del técnico del Puebla nos quedamos mirando como diciendo estas cosas no se entienden”.
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-¿No faltó un grito a tiempo, meterse al campo, cortar el ritmo?
“Me cansé de gritar, de mover, desde fuera lo viví, lo entendí. Desde fuera me sentí impotente. Se hizo muy bien lo que se pidió, se hizo muy mal lo que se había trabajado. Todos nos fuimos hacia atrás cuando somos agresivos en el último gol de ellos. No faltó nada, sólo nos faltó la fortuna. Doy gracias por no haberlo perdido, por esta locura… No fue un gran juego, porque hubo cosas de impulso y lucha. Hacer una valoración justa es muy difícil… Te hacen goles que son previsibles, que normalmente lo resolvemos bien…. Hoy fue un accidente”.