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El resultado menos esperado
llegó en el mejor momento. Nunca en los pasados 49 partidos en la era Juan Carlos Osorio , su equipomostró la personalidad, hambre de triunfo, concentración y aplicación en la cancha como en el debut dentro del Mundial Rusia 2018.
Merecido, insisto, e inesperado triunfo contra Alemania (1-0), el primero de la historia ante este representativo en una Copa del Mundo y, además, como el vigente campeón.
Se dice fácil. Lo logró, tal vez, porque la presión acababa al equipo y en este partido se le vio relajado. No tenían algo qué perder, pero sí mucho por ganar. Fue tal el escepticismo en esta Selección y en Osorio, que pocos daban un céntimo por ellos.
Primer tiempo donde el funcionamiento fue como si hubieran escrito un guión. Todo a la perfección, menos Javier Hernández, quien tuvo para abrir el marcador y —muy a su estilo— falló lo que parecía más sencillo de hacer. Tal vez por eso ya no le confiaron el balón sus compañeros y en cada contraataque decidían darle el pase a quien fuera, menos al jugador del West Ham.
Los reflectores de Hernández ya fueron robados por el anotador del gol. Hirving Lozano es ahora el consentido y el adorado de los aficionados y, cuando marcó el gol de la victoria (35’), el público coreó y cantó su nombre desde la tribuna.
Qué buen gol, con mucho valor para recortar a Mesut Özil y definir por debajo de la portería de Manuel Neuer, a quien —por su estatura (1.93 metros)— le fue imposible llegar al fuerte disparo.
Un tanto que sacó todas las frustraciones, críticas y fiestas... todo. Un proceso muy cuestionado, que hoy silencia a sus críticos.
Momentos para enmarcar hubo de sobra en esta primera victoria de México a Alemania en Copas del Mundo. Desde la excelsa actuación de Miguel Layún hasta el emotivo instante de la entrada de Rafael Márquez , un futbolista con participación en cinco ediciones del evento, así como lo son Antonio Carbajal y Lothar Matthäus . Historia pura y abundante de los máximos torneos.
El segundo tiempo fue un sufrimiento, tanto atrás como adelante. Increíble que los alemanes fallaran tanto, mientras el equipo mexicano estuvo agazapado, esperando el contraataque, que pasaran los minutos y poder finiquitar una obra que —para Osorio—es la más grande de su carrera como técnico.
Pero el sufrimiento también fue arriba, en la delantera ineficaz, que tuvo por lo menos otras tres para darle tranquilidad a los aficionados.
Pero Hernández, Raúl Jiménez y Layún fallaron a la hora buena. La victoria más importante en la historia del futbol mexicano en Copas del Mundo. Los 78 mil 11 aficionados que acudieron al estadio Luzhniki sabían que olía a historia, esa que —tan inesperada— entrega la máxima satisfacción a todos: jugadores, entrenador, pero sobre todo al público, que hizo de este estadio su casa, una extensión de México con más de 30 mil aficionados.