Rosario Central

se convirtió en la primera institución de que aprobó el “cupo laboral travesti trans” al incorporar a ese colectivo a su plantilla de personal.

La medida, que fue anunciada la víspera por el club e impulsada por su S ecretaría de Género y Diversidades, busca “garantizar la inclusión de personas del colectivo travesti trans de manera progresiva, de acuerdo a la disponibilidad de vacantes y recursos”.

Tanto miembros del club rosarino como representantes del colectivo LGBT+ ( Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero y todos los colectivos que no están representados en la sigla), destacaron que el club es pionero en Argentina en el reconocimiento de este derecho.

Así lo señaló el miércoles Esteban Paulón, director del Instituto de Políticas Públicas LGBT+, al apuntar que la medida "constituye un gran avance en un ámbito aún hostil a la diversidad sexual”. Su organización y otras del ámbito civil trabajaron con Rosario Central para dar impulso a esta iniciativa.

Paulón

afirmó que “el deporte es uno de los últimos ámbitos de resistencia de las prácticas excluyentes a las personas LGBT +" y que "el apoyo a la visibilidad de la diversidad sexual...avanza en un sentido correcto hacia deportes más inclusivos, sin estigma y discriminación.”

Geraldina Platero,

responsable política del área de violencia de género de la ciudad de Rosario , dijo a medios de prensa que “es muy importante porque se trata de una población con dificultades para conseguir trabajo, que se tiene que prostituir para sobrevivir... por qué una persona trans no va a poder trabajar en Central”.

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El club actuó en sintonía con la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero aprobada en junio y un decreto firmado por el presidente Alberto Fernández con anterioridad que plantea que los tres poderes del Estado, los Ministerios Públicos, los organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales y las empresas y sociedades del Estado deben "ocupar en una proporción no inferior al 1% de la totalidad de su personal con personas travestis, transexuales y transgénero”.

Platero

destacó que, además, el club argentino aprobó un protocolo que establece “una cláusula de rescisión del nuevo contrato de un jugador o integrante del cuerpo técnico de futbol masculino, o de algunos contratos de básquet, que ejerza violencia de género y se compruebe”. La recisión del contrato es automática y sin costo para la institución.

El mundo del deporte en Argentina se ha abierto progresivamente al reconocimiento de derechos para los colectivos con distintas identidades sexuales y a la prevención y repudio de la violencia de género.

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