Con esa enorme gorra blanca que presume en los entrenamientos de la
Selección Nacional,Ricardo Ferretti muta. Olvida el rostro de piedra en el vestuario de los
Tigres. Sonríe...
Y hasta deja abierta la posibilidad de estar al frente del
Tricolor en la XXII
Copa del Mundo. Es cierto que matiza el discurso al asegurar que sueña con volver al club regiomontano, pero por primera vez acepta que le gustaría dirigir en Qatar 2022.
Nuevo mensaje del hombre al que la
Federación Mexicana de Futbol desea convencer para quedarse todo el ciclo mundialista. Eso cada vez está más cerca. “En 2022 pudiera ser, aunque para 2026, ya estaría muy viejito”, dice el
Tuca. “Pocos tienen esta lealtad, tengo 11 años y medio en Tigres, si se toman en cuenta mis dos etapas; por eso es el agradecimiento y la lealtad”. El problema es que la
FMF lo tiene como prioridad y anhela seducirlo durante esta gira.
Él lo sabe y por eso hace público una parte de su pliego petitorio: tener amistosos de buen nivel, como el de esta noche frente a
Uruguay, que llega con la mayoría de sus figuras, salvo el delantero
Edinson Cavani. “Ojalá siempre fueran los partidos contra estos equipos y no los moleros, como los bauticé”, demanda. “Ahorita es una etapa importante para que haya un mayor porcentaje a lo deportivo, sin descuidar lo comercial”.
Y está en posición de hacerlo, porque vive una especie de coqueteo con los directivos, aunque hay cierto interés de ambas partes. A los jugadores, “les he pedido que pongan las ganas para seguir siendo llamados”, sobre todo si él permanece, porque estar en la siguiente
Copa del Mundo le ilusiona cada vez más.