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El orgullo del fútbol español lo salva, de momento, el Real Madrid en la Liga de Campeones, que contuvo el poderío ofensivo del Atalanta, castigó sus errores y recuperó autoridad en una competición en la que no entiende de imposibles.
Desde el orden y la concentración. Desde la solidaridad y una mayor calidad individual. También desde una renuncia a su identidad habitual, con un sistema defensivo que, curiosamente, aumentó su pegada, el Real Madrid accede tres años después a los cuartos de final exhibiendo una imagen repleta de firmeza.
Es la competición de Zinedine Zidane . Ganador de tres 'Champions' consecutivas y especialista en eliminatorias, con pleno hasta que el nivel de su equipo no superó la pasada edición al del poderoso Manchester City, con mayor músculo económico. En presupuesto hay proyectos por encima pero a competir no es fácil superar al rey de Europa. Lo demostró retocando su identidad para frenar el vértigo ofensivo del Atalanta. Armándose y esperando su oportunidad para golpear con una efectividad del pasado.
El duelo se desequilibró desde el error. Hasta el grave fallo en inicio de jugada del portero Sportiello, el Atalanta sintió opciones. El partido caminó por donde deseaba con su presión alta, forzando al Real Madrid a jugar en largo y protegerse al amparo de tres centrales. Firmes Ramos, Varane y Nacho, pero un mundo hasta la portería rival para que las carreras de Vinicius y la calidad de Benzema pudiesen intimidar de inicio al conjunto italiano.
Suyo fue el mando del partido, dispuesto a morir de pie si era menester. Imponiéndose en cada balón rechazado a segunda línea, mejor posicionado. Avisando a Courtois en el remate de Gosens a centro desde el costado izquierdo nada más iniciarse el duelo. Al Real Madrid le faltaba el equilibrio de Casemiro y se agazapó a esperar que escampase sin que su portero fuese exigido. El balance era bueno, un disparo arriba de Pasalic no era amenaza y, sin embargo, a Vinicius se le veía eléctrico. Encaró rivales para dejarlos atrás con ese descaro que desaparece cuando siente la presión del gol.
Tardó 18 minutos el equipo de Zidane en armar su primera llegada y 27 en mostrar que podía dañar al Atalanta. Todo nacía de las carreras de Vini y la imaginación de Benzema. Le dejaba un pase de oro para marcar de primera, pero el brasileño quiso asegurar, controlar primero y se topó con dos defensas cuando debió adelantar a su equipo en el marcador.
Había sido un aviso para mermar la confianza del Atalanta. Su portero se encargó del resto. En la ida, la crítica se cebó con Gollini. Provocó su suplencia y Sportiello no lo mejoró. Despejó a Modric, dejando desguarnecida una defensa en fase de salida, y ese balón es un regalo para el mago croata que aguantó al único defensa antes de poner en bandeja el tanto a Benzema.
Si los riesgos del Atalanta ya eran grandes por la derrota de la ida, no le quedaba otro camino que aumentarlos en el segundo acto. Ese nuevo paso adelante dejó más metros en un escenario perfecto para Vinicius. Iniciando en su área inventó una jugada de genio, exhibiendo velocidad, dejando rivales atrás. Lo bordó todo, con la pausa final para el recorte final tras su tremenda carrera, y definió tan mal como siempre. Cruzó en exceso la acción que olía a sentencia.
Pero si algo tiene el brasileño es personalidad. Con descaro la volvió a pedir y a desequilibrar. Fue derribado dentro del área por Tolói y el penalti que se le resiste al Real Madrid en Liga, llegó en la 'Champions' para que Sergio Ramos dejara su sello antes de marcharse del campo. La eliminatoria estaba resuelta con el segundo pero el equipo de Zidane notó la salida de su capitán. Fue cuando apareció Courtois, siempre fiable, con dos paradas a Zapata.
No corría peligro el pase ni con el gran gol de falta de Muriel. Sportiello con una gran intervención y el poste, evitaron el doblete en sendos testarazo seguidos de Benzema. Y para poner el broche apareció Marco Asensio con un gol que necesitaba. Cinco minutos esperando en banda para sumarse al partido. 30 segundos para mandar a la red, de zurda, el primer balón que tocó. El Real Madrid recupera la autoridad en Europa.