Moscú.— El Real Madrid entrenó con las ausencias de Sergio Ramos, Gareth Bale, Isco y Marcelo en el estadio Luzhnikí, donde se enfrentará al CSKA Moscú en la segunda jornada de la Liga de Campeones de Europa.
Algunos de los jugadores saltaron al campo ataviados con bufandas, ya que las temperaturas son mucho más frescas en Moscú que en Madrid, a lo que se suma la gran humedad debido a la cercanía del río Moskova.
Se mostraron especialmente activos el brasileño Vinicius, que podría disponer de minutos ante la baja de Bale, y el canterano Reguilón, uno de los candidatos a sustituir a Ramos o a Marcelo.
El Luzhnikí, que podría acoger mañana más de 60 mil espectadores, dos tercios de su aforo, es de muy mal recuerdo para los internacionales madridistas, que cayeron en los octavos de final del Mundial ante Rusia en la tanda de tiros de penalti.
Todo lo contrario que para el francés Raphael Varane, que se proclamó el pasado 25 de julio campeón mundial con su selección, que derrotó a Croacia en la final por marcador de 4-2.
Ese encuentro, disputado en el Mercedes-Benz Arena de Stuttgart y correspondiente a la fase de grupos, terminó con derrota por 2-1 para el United, pero marcó el comienzo del camino europeo de un Cristiano que, 15 años después, es el máximo goleador histórico de la competición.
Desde ese 1 de octubre de 2003, Cristiano, fichado este verano por el Juventus, procedente del Real Madrid, a cambio de 129 millones de dólares, conquistó cinco Copas de Europa, una con el Manchester United (2008) y cuatro con el conjunto madridista (2014, 2016, 2017, 2018).
Todo empezó en esa noche de 2003, cuando el United del técnico escocés Sir Alex Ferguson visitó al Stuttgart en la segunda jornada del grupo E de la Copa de Europa. Cristiano salió de titular en un once repleto de jugadores que marcaron la historia del United, como Gary Neville, Paul Scholes, Roy Keane y Rio Ferdinand, el holandés Ruud Van Nistelrooy o el galés Ryan Giggs.