En las vísperas del partido más importante del Chapecoense , cuando enfrentarían al Atlético Nacional en la final de la Copa Sudamericana 2016, la tragedia sucedió en su avión que se dirigía hacia Medellín, Colombia.
A punto de aterrizar, el avión se estrelló con el combustible agotado . Murieron 71 personas, casi todas integrantes de un 'Chape' que perdió a 19 jugadores, 14 miembros de la comisión técnica y nueve directivos, además de 20 periodistas. Solo hubo seis supervivientes.
Entre ellos el lateral Alan Ruschel , quien se convirtió en un símbolo del renacimiento del club al volver a jugar ocho meses después de rozar la muerte.
Como él, el Chapecoense se levantó impulsado por la ola de solidaridad que despertó una de las historias más crueles del deporte reciente y no solo logró mantener su categoría en el futbol brasileño en 2017, sino que acabó conquistando una plaza para la previa de la Copa Libertadores.
Pero la ola perdió fuerza este año y ahora peligra la herencia deportiva de la mejor generación de este club que hace menos de una década disputaba la cuarta división.
Hélio Neto
, el último rescatado, todavía no ha podido reapaercer en una cancha de futbol, a pesar de los pronósticos. El portero Jackson Follmann , quien sufrió la amputación de parte de la pierna derecha, lucha por llegar a unos Juegos Paralímpicos.