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Cuando se asimila que hace 20 años no existía prácticamente nada de lo que hoy le da cuerpo a Qatar y después se ingresa a uno de los ocho estadios que levantaron para el primer Mundial en territorio árabe, justo en ese momento, se logra entender el poderío económico de una nación que aunque sigue en construcción quiere enviarle el mensaje el resto del mundo de que en cuanto a infraestructura, está lista.
Para llegar a estadio Al Bay —que es el segundo más grande de los que hicieron para la Copa del Mundo —, desde la zona West Bay ( con su espectacular zona hotelera, restaurantes, etc.) se hace un recorrido de 40 kilómetros en no más de 35 minutos. En el camino se puede observar el estadio Lusail, en donde será la final del Mundial.
Y en ese inmueble, el Al Bayt en Al Khor, los organizadores de la Copa del Mundo dieron una muestra de sus alcances con un espectáculo de inauguración de la Copa Árabe lleno de tecnología, sin olvidar sus raíces, algo que quieren dejar muy claro dentro de un año.
La selección de Qatar venció a Bahrein en esa su presentación dentro de esta competencia. Un ensayo de lo que pretenden ofrecer en el Mundial, en el que en este proceso de acierto/error tendrán cosas por corregir para un evento en que con polémica incluida, lo tienen como proyecto de nación.
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