Los intentos de Christian Bragarnik por colocar a Antonio Mohamed de vuelta en el futbol mexicano ya son desesperados.
Primero trató de moverle el piso a Alfonso Sosa en el San Luis ; en la semana comenzó a tirarle tierra a Tomás Boy en el Guadalajara —bueno... Eso no es muy difícil—, y ahora quiere abrir un fuerte en Aguascalientes con el Necaxa.
La cuestión es que el promotor, directivo o empresario quiere a como dé lugar que el Turco tome equipo antes de que termine el semestre, no se les vaya a olvidar lo bueno que hizo en México, ser campeón con Tijuana y América... Pensándolo bien, no debería estar dando golpes bajos.