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El partido de la Copa de Francia que disputaban este viernes el París FC con el Olympique lyonnais en la capital francesa fue suspendido durante la media parte por enfrentamientos entre aficionados.
Tras 45 minutos de espera, las autoridades anunciaron a los 15.000 espectadores que asistían al encuentro en el estadio Charlety que el encuentro no se reanudaría. El marcador al finalizar la primera parte estaba en 1-1.
El presidente del París FC , Pierre Ferracci , insistió en que fueron "los ultras del Lyon los que han desencadenado la violencia". Se quejó de que "no tendrían que haber venido a Charlety".
En declaraciones a la emisora France Info, Ferracci dijo que su colega del Lyon, Jean-Michel Aulas , debería haber tomado cartas para impedirles que viajen en los desplazamientos de su equipo.
Contó que le había dicho a Aulas que si no soluciona el problema que tiene con los ultras "su equipo se va a hundir".
Además, subrayó que los aficionados de su club no han tenido ninguna responsabilidad en lo ocurrido y que, por tanto, "no hay ninguna razón para que el París FC sufra la menor sanción".
Cuando se produjeron los enfrentamientos entre las dos hinchadas, algunos espectadores saltaron al terreno de juego para alejarse del lugar de los incidentes.
Este nuevo episodio de violencia en el fútbol francés llegó un día después de que se celebrara una reunión entre miembros del Gobierno y representantes de diferentes instancias futbolísticas tras la que se anunció una batería de medidas.
La más sobresaliente es que los partidos de futbol se suspenderán definitivamente si un jugador o un árbitro resultan heridos por el lanzamiento de objetos.
Igualmente se decidió prohibir la venta de botellas de plástico en los estadios, la creación de una multa administrativa mínima para los responsables de incidentes o una mejor aplicación de la prohibición de acceso a los estadios a las personas que hayan sido sancionadas por su comportamiento.
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