A los 17 años, Esbeydi Salazar dejó en Othón P. Blanco, Quintana Roo, el poblado donde pateó por primera vez una pelota, a su madre y hermanos, en busca de la aventura de ser futbolista profesional.
Un sueño que otras chicas, pero 120 años antes, convirtieron en la primera experiencia oficial del balompié femenil en la ciudad de Londres, donde el North y el South se midieron.
En el 2020, con un campeonato de Copa en su cuenta jugando con las Tuzas de Pachuca, Salazar presume casi cuarenta goles, citas con el marco rival que no hubieran llegado si aquel 23 de marzo de 1895 las chicas inglesas no se hubieran atrevido a salir del lugar que les parecía destinado.
En 1880 ya se habían disputado varios encuentros, pero por diversas razones no pueden calificarse partidos oficiales organizados. A pesar de que el futbol femenino era prácticamente inédito entonces, el partido atrajo a más 10 mil espectadores. El choque terminó con victoria de 7-1 para el North, capitaneado por Nettie Honeyball, la fundadora del British Ladies Football Club, la entidad organizadora de aquel encuentro.
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Tras el partido, casi todas las informaciones coincidían en destacar dos aspectos. La primera era la actuación sobresaliente de Graham para el North. El periódico The Standard describió la aportación de la arquera como “capital”, y el Middlesbrough Daily Gazette aseguraba que “si la señora Graham hubiera jugado con el otro equipo, el resultado habría sido justamente el contrario”.
La segunda fue la fascinación que suscitó la vestimenta de las jugadoras. Los uniformes consistían en blusas, gorras y bombachos, unos pantalones muy amplios que se ceñían a la pierna un poco más abajo de la rodilla. La ropa supuso una especie de revolución, pues las mujeres solían llevar faldas largas incluso cuando competían.
En la cronología del futbol femenino, este partido destaca como un hito importante en el largo camino recorrido hasta la actualidad, lleno de obstáculos, prohibiciones y prejuicios.
Desde entonces, todo ha evolucionado. Y en México, tal vez una de las Ligas con menos experiencia en estas lides, todo parece ser ganancia. “Nunca imaginamos tanto en tan poco tiempo. La afición ha respondido con mejores entradas en los estadios. Siempre fue una sensación especial ser parte de un proyecto en el que se le iba a tomar más en cuenta al futbol femenil. El camino a la primera temporada fue emocionante y el hecho de que ya estuviéramos entrenando con el objetivo de jugar de forma profesional nos motivó mucho”, recuerda Esbeydi, la goleadora tuza.
Acepta que son pocas las jugadoras que pueden de vivir hoy del futbol profesional. “Los sueldos en la mayoría de los equipos aún no son suficientes. Empecé a jugar a los 7 años, en mi familia a nadie le gustaba el futbol pero yo le fui tomando cariño y gusto a patear el balón. Fue un proceso muy bonito, en mi infancia jugaba contra niños y eso me ayudó a crecer, el roce es distinto”.
Vivía con su mamá y hermanos, fue un paso difícil salir de casa a los 17 años, “pero estoy contenta de lo que estoy viviendo en Pachuca. No tuve una vida normal, estar con la familia, las fiestas. Te cambia la vida pero vale la pena renunciar a todo y estoy contenta de la decisión que tomé”.
Hoy, más equipos le apuestan a las mujeres, pero hay otros que sólo cumplen sin poner mayor atención a los equipos femeniles. “Lo vivimos todas las que jugamos futbol, pero somos las que decidimos qué hacer y qué no hacer”.
Y en Pachuca, contar como referente en la banca a Eva Espejo, estratega pionera del circuito lo hace más sencillo, “es una persona que nos brinda mucha confianza y se ha visto reflejado en los resultados. Hay una buen conexión, nos entiende y la entendemos”.
Estados Unidos, Brasil, China, Suecia, Alemania y Canadá son los referentes de un deporte que en la rama femenil suma ocho Mundiales.
En China 1991, con 12 equipos en el torneo, Estados Unidos se llevó el título. Cuatro años después, en Suecia, se coronó Noruega. En 1999 tocó el turno a Estados Unidos, que como anfitrión tuvo que irse hasta los penaltis para vencer a la aguerrida China. Las estadounidenes repitieron como organizador en el 2003 y Alemania venció 2-1 a Suecia. Las germanas lograron el bicampeonato en el 2007.