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edgar.luna@eluniversal.com.mx
El inicio del Cruz Azul en el torneo no es el que todos esperaban, menos Pedro Caixinha.
Las críticas van hacia el portugués, que como fue forcado, le ha puesto el pecho a las balas, pero también hacia dos de las incorporaciones de los cementeros, las más sonadas, las de Carlos Peña y Walter Montoya.
Ambos jugadores fueron los últimos en llegar al club, y los que menos ritmo de competencia muestran, por eso es que el director técnico aprovechará esta semana larga para los cementeros, no tiene juego a la mitad de esta, para encerrarse con los volantes y ponerlos a punto.
Misión: recuperar su juego.
“Seguramente voy a tener un tratamiento de tipo especial, particular y porqué no decirlo, casi privado con ambos, para que puedan regresar al ritmo que necesitan”, anunció Caixinha después del juego en el que su equipo igualó a cero goles ante el León.
Justificó el actuar del argentino en sus apariciones:
“Hay situaciones a analizar. Cuando un jugador viene de larga inactividad, el tercer juego es el que le cuesta más y este fue el tercero, sabíamos que eso podría pasar”.
Aún así, hay fe ciega en Montoya, “Nos va a ayudar muchísimo. Tiene un gran carácter. Es como la mayoría de los argentinos, que son hechos para pelear a muerte y además tienen calidad”.
Aseguró que no le quiere inventar posición: “Es un 8 natural, sólo falta ponerlo en condiciones. En la media cancha puede jugar en todas las posiciones, pero lo ideal es que juegue de 8, con llegada”.
Sobre Carlos Peña, ya había hablado: “Es un tipo que quizá no sepa manejar los tiempos, pero tiene mucha llegada y mucho gol. Él hizo un sacrificio grande para ponerse en forma y lo hizo en Escocia, ahora sólo falta que lo demuestre aquí con nosotros”.
Pedro Caixinha tiene las piezas, pero falta que encajen en su sistema. Por eso ha anunciado: “trabajo especial, diferenciado, casi secreto” para Carlos Peña y Walter Montoya, los encargados de guiar a esta Máquina, que por ahora carece de un conductor.
