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Aunque tardaron en hallar la fórmula para trabajar juntos sin herir susceptibilidades, Gerardo Martino y Jaime Lozano se levantaron en perfecta sincronía cuando Luis Romo trazó aquel mágico servicio que dejó a Diego Lainez solo frente al portero José Calderón.
Ambos sabían que el resto sería mero trámite para el chico del Real Betis (20’), quien demostró que será uno de los hombres en los que se sustentarán las opciones de medalla de cara a los Juegos Olímpicos en Tokio.
Sencilla victoria para el Tricolor Sub-23 sobre el representativo absoluto de Panamá (3-0), empañada porque el grito homofóbico apareció una vez , aunque el silbante jamaicano Kevin Morrison no consideró necesario activar el protocolo delineado.
Al 31’, Calderón tardó más de lo debido en realizar el saque de meta. Pese a que en los dos anteriores hubo buen comportamiento, los 30 mil mexicanos que llenaron la parte inferior del estadio Nissan se desesperaron, el canalero lo intuyó y alargó el momento. El “¡Eeeh puto!” apareció, mientras los rostros de los directivos mexicanos se descomponían en un palco del hogar de los Titans de Tennessee.
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Mácula a una velada en la que el Tata soltó las riendas a l Jimmy d urante la segunda mitad, más allá de que la victoria irá al récord del equipo mayor.
El gol de César Montes
(56’) otorgó la tranquilidad necesaria a un equipo que dependerá de su velocidad por las bandas, la visión de Romo y el liderazgo de Guillermo Ochoa, porque Henry Martín —el otro refuerzo mayor de 24 años de edad— comprobó que no está al nivel, más allá de su tanto cerca del ocaso.
Es ahí donde Lozano deberá enfocarse, porque está claro que ya tiene a su hombre distinto, es ese chico de larga cabellera.