Edson Arantes do Nascimento, Pelé,
era el rey del futbol cuando llegó al Mundial de México 70.
Pero le faltaba algo para establecer su imperio absoluto, para ponerle gemas a la corona.
Tres meses antes, el famoso 10 de Brasil no estaba del todo seguro de viajar a México ; sus diferencias con el técnico Joao Saldanha eran grandes, tanto que lo tenían en la banca. Saldanha dijo que O Rei estaba sufriendo de miopía, que estaba lesionado de la cadera, que sus mejores años ya habían pasado.
El blasfemo quedó fuera a los pocos días y entró en su lugar Mario Zagallo, q ue como primer acto oficial restituyó a Pelé en la cancha como titular.
En la cancha, Pelé fue arropado más que nunca. Jugó con la mejor generación de futbolistas brasileños de la historia: Carlos Alberto, Jairzinho, Rivelino, Jerson, Tostao.
De las piernas de Pelé salieron grandes asistencias para goles de sus compañeros y grandes casi goles, como aquel que le negó el inglés Gordon Banks en la Atajada del siglo, o aquella finta al uruguayo Ladislao Mazurkiewicz , que por milímetros no logró festejar.
A los 18 minutos de la gran final contra Italia, se levantó de entre los mortales para de remate con la cabeza abrir el marcador, un remate
que muchos calificaron como una obra perfecta. Fue el último gol de Pelé en los Mundiales, no quiso jugar la Copa del Mundo de 1974.
Con la Jules Rimet en poder perpetuo de los brasileños, Edson Arantes do Nascimento coronó su gra n Mundial en México 70.