Futbol

Cocinera de Maradona declara, "me pidieron hacerle respiración boca a boca"

Romina Milagros hizo fuertes declaraciones sobre cómo fueron los últimos días de Diego Armando Maradona y su fallecimiento

FOTO: Especial
01/02/2021 |00:37
Universal Deportes
Pendiente este autorVer perfil

Los últimos días han estado llenos de escándalos sobre la muerte de

, uno de los mejores den la historia del futbol. Ante estos hechos, apareció un nuevo testimonio sobre cómo fueron los últimos días del ‘Pelusa’ e incluso del momento en el que pierde la vida.

La cocinera de Diego, Romina Milagros Rodríguez trabajaba en la casa de Maradona en Tigre , donde se instaló después de su cirugía en la cabeza, hizo estas declaraciones para un programa en Argentina, y llí manifestó que Maradona, “era divino, como un chico a veces, nos reíamos, bailábamos, lo retaba”, comentó.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

Monona, como el extécnico de los Dorados de Sinaloa le apodó, aceptó que su familia siempre estuvo pendiente de su salud, en especial sus hijos. Las hijas sí estuvieron, siempre, Gianinna cuando la llamabas, siempre estaba, pero con Jana era otro vínculo, no era lo mismo, no era tan pegada. Se quedaba a dormir pero era distinto el trato. Dalma hablaba mucho por teléfono por el tema del COVID. Pero todos los hijos estuvieron presentes”.

Puedes leer:

Dentro de sus declaraciones, narró cómo fue la última noche del 10. “Me dijo que no quería comer, pero le llevé unos sándwiches y un té. Dicen que no comió, pero es mentira, comió uno porque yo los contaba. Quería estar solo, quería descansar”, explicó. Sobre el médico Luque, Romina Milagros aceptó que Maradona seguía cualquier instrucción que en doctor le daba.

También contó cómo fue la mañana en la que Maradona perdió la vida. “Estaba la enfermera y el de seguridad haciéndole RCP; es mentira que la psiquiatra se lo hacía porque no sabía cómo se hacía. Y después me decían a mí que le haga respiración. ´Yo no’, dije. A mí me daba impresión, no podía. Me decían: ‘Dale, Monona, hazlo, cuando yo te digo, 1.2.3′. Era una locura, ese conteo quedó en mi cabeza por días”, finalizó.