"¿Conoces a Luka Modric, ¿verdad? Bueno, él solía jugar a futbol regateando minas terrestres. Como él, no tenemos miedo".
Así se manifestaba un aficionado croata durante el pasado Mundial celebrado en Rusia, poco antes de que Croacia disputara la final contra Francia.
Aunque sus palabras eran un poco "fantasiosas", según explicaba el enviado especial de la BBC Fernando Duarte, el joven aficionado ya dejaba entrever el destacado perfil de Modric.
La selección de los cuadros rojos y blancos acabaría perdiendo la gran final contra Francia, pero Modric terminó llevándose el trofeo al mejor jugador del torneo.
Y este lunes, el joven de 33 años fue un paso más allá: recibió al Balón de Oro-2018, poniendo así fin al reinado de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, ganadores de cinco trofeos cada uno en la última década.
Probablemente su familia nunca se imaginó este momento de gloria hace unas tres décadas, cuando la guerra de los Balcanes truncó sus vidas.
Infancia entre bombardeos
Modric nació un 9 de septiembre de 1985 en la aldea Zaton Obrovacki, en Zadar, y con tan solo 6 años de edad tuvo que enfrentarse al horror: su abuelo fue asesinado a tiros por militantes serbios.
Bajo los bombardeos serbios que siguieron al colapso de Yugoslavia en 1991, el pequeño y su familia se convirtieron en refugiados.
Su padre se alistó y combatió por la independencia mientras Luka, su madre y su hermana pasaban de albergue en albergue y acabaron encontrando un modesto hotel donde estar protegidos.
En la tragedia que le rodeaba, Luka no se desprendía del balón y destacó desde muy pequeño con su manejo en el fútbol.
"A niños como él les advertían que no se alejaran mucho del refugio por el riesgo de llegar a una zona peligrosa", recordaba el enviado especial de la BBC al Mundial de Rusia, Fernando Duarte.
No obstante, las duras condiciones del conflicto afectaron su estado físico y fue rechazado de los grandes equipos del país por su aspecto "débil".
Volvió a los brazos de su club local, Zadar, y cuando la guerra comenzó a decaer, en 2002 fue fichado por el programa juvenil del Dinamo de Zagreb, con 16 años.
Tres años después, tras dos cesiones (al Zrinjski Mostar de Bosnia-Herzegovina y al Inter Zapresic croata), logró un contrato de 10 años en el Dinamo.
Totthenham y Real Madrid
Su juego calmado y visionario comenzó a acaparar titulares y su estilo llamó la atención del Tottenham, que consiguió llevárselo en 2012 en el que fue, por entonces, el fichaje más caro en la historia del club.
En ese periodo, Modric pasó por una etapa difícil, según recuerda la prensa inglesa, afectado por una lesión de rodilla y forzado a cambiar de posición en el campo.
Pero el jugador perseveró y tuvo un "papel central" para llevar al club de vuelta a la Champions League.
"No obstante, no fue hasta que llegó al Real Madrid (en 2012), que dejó atrás las acusaciones sobre su supuesta fragilidad física y de una vez por todas emergió como uno de los grandes jugadores de su generación", destaca la agencia inglesa Press Association.
Cuatro años después, en 2016, el jugador manifestaba su alegría en una entrevista con la BBC desde España: "Estoy viviendo mi sueño", dijo.
Un sueño en el que que sumaría tres Champions consecutivas con el club blanco, una final del Mundial con su selección y ahora el trofeo individual de la FIFA.
Pese a sus indudables éxitos profesionales, su carrera, no obstante, se ha visto recientemente empañada.
Este año, la fiscalía croata acusó a Modric de falso testimonio en el marco de una investigación en este país balcánico sobre corrupción en el fútbol, pocos meses después de que las autoridades españolas le acusaran por su parte de fraude fiscal.
Si es declarado culpable en Croacia, podría enfrentarse hasta a cinco años de cárcel.
En el caso de España, el jugador llegó a un pacto de conformidad con la fiscalía: aceptó una pena de ocho meses de prisión y multa de 1,4 millones de euros, según informó la agencia EFE.
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