Diversas reacciones surgieron a raíz de la bronca entre queretanos y atlistas , que cambiaron la forma de presenciar, ver y hasta cuidar a los espectadores que van a los estadios.
Pero, al momento, los esfuerzos de la Liga y las autoridades civiles son más que nada paliativos, ya que la violencia se dejó ver de nuevo, aunque en menor medida, pero —a final de cuentas— merodeó como fantasma los pasillos de los inmuebles.
Mucho se ha mencionado que la Liga MX echará mano del modelo inglés para desaparecer a las barras, como los europeos lo hicieron con los hooligans en los 80 y 90.
Pero... “Estas medidas son sólo un paliativo a un problema que tiene una raíz más profunda”, dice Hugo Sánchez Gudiño , profesor en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien por más de 20 años ha seguido el comportamiento de las barras en el futbol mexicano.
Sánchez Gudiño manifiesta que, ante los dichos de Mikel Arriola , presidente de la Liga MX , de querer eliminar a las barras como a los hooligans, hay que tomar en cuenta los siguientes puntos:
Además de que no se llevan a cabo estas medidas, a las barras no se les podrá eliminar, “porque mientras que Arriola habla de acabar con ellas, las Chivas anuncian que las dejarán entrar después. El futbol mexicano necesita del futbol mexicano, el futbol mexicano no necesita de las barras”, manifiesta el académico.
Algunos directivos, “como ejecutivos de cuello blanco del futbol mexicano , el público en su conjunto, aceptan —y hasta los medios de comunicación— que las barras existan hasta por cuestiones de rating. Quieren que haya fiesta, cánticos, gritos de aliento y demás. Casi todos los medios dijeron que el futbol es triste, sin pasión, si es que las barras se van”, manifestó.
Así que, hasta el momento, a la enfermedad sólo le han dado pastillitas con azúcar.
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