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Todo se acomodó para que Luis Fernando Tena se quedara al frente del Guadalajara. Un gol tempranero de José Juan Macías, la expulsión de un rival, Mauro Lainez, por patada sobre Jesús Sánchez, y penalti fallado por el rival, en los pies de Bryan Angulo.
Con todo eso, Chivas no podía más que ganar y poner así, por ahora, fin a una crisis que estaba desatando nervios, ansias y malas decisiones en el Rebaño. Porque fue una semana difícil para los tapatíos; lo único que calmaría las aguas era un triunfo y llegó.
Sólo fue un gol, en el minuto 2, centro de Uriel Antuna a José Juan Macías, suficiente para derrotar al Tijuana y también terminar con esa malaria de no ganar en el estadio Caliente desde 2011. Habían pasado 10 juegos sin que las Chivas pudieran ganar en la frontera.
Cuando cayó el gol de Macías todos fueron a felicitar a Antuna, conscientes de que también tuvo días aciagos debido a su mal rendimiento contra el Cruz Azul, al fallar claras jugadas de gol. Con el pase pagó la afrenta.
Chivas
dominaba cuando llegó la expulsión de Lainez por una patada sobre el Chapo Sánchez que pudo marcarse como juego peligroso.
Llegó el segundo tiempo y Tijuana mejoró, Chivas se metió atrás en vez de dominar y Xolos mordió y mordió y mordió. Y llegó el penalti, pero Bryan Angulo mandó el balón al poste. Aunque hubo algunos sustos al final, el Guadalajara se amarró al triunfo y Tena respira, aunque sea con base en la suerte.