A varios les sudaban las manos, lucían confundidos sobre lo que debían hacer, pero todo cambió cuando apareció aquel autobús que transportaba a ese grupo que hizo realidad la más preciada de las fantasías .

Inolvidable tarde en la capital de Jalisco , teñida de rojo y negro, porque esos son los tonos que verdaderamente gobiernan Guadalajara , más allá de que las Chivas gozan de verdadero impacto nacional.

Pero lo de este lunes era del Atlas , de esa gente que —en su mayoría— sólo se limitaba a imaginar lo que sería ver a su equipo campeón, porque muy pocos guardan recuerdos genuinos de aquel lejano 1951.

Aproximadamente 25 mil personas acudieron al desfile del nuevo campeón en la Liga MX . La ciudad fue una fiesta, con la Glorieta de los Niños Héroes como epicentro. Ahí fue donde el frenesí se desató.

Ese plateado objeto que pasó de mano en mano provocó incontables e interminables lágrimas. Es el néctar de la gloria, ese que los Zorros no benían desde hace siete décadas.

Es por eso que el júbilo fue pleno. Julio Furch, Julián Quiñones, Aldo Rocha y Diego Cocca fueron los más ovacionados, pero hubo espacio para todos, porque los corazones atlistas tenían tanto por dar, que ayer se abrieron como nunca.

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