Diego Maradona
tuvo mucho contacto con suelo mexicano, más allá del Mundial de México 86 y de su paso como entrenador en Dorados de Sinaloa .
Diego fue embajador de un intento por fomentar el futbol rápido, que en esos años, 1994, 1995, impulsaba Alejandro Bocardo y Alejandro Burillo.
Bocardo en esa época era parte de la directiva del Necaxa, pero también presidió la Federación Mexicana de Futbol Rápido , que trataba de impulsar lo que en Estados Unidos se llamaba Indoor Soccer. Como embajador se buscó a Diego Maradona , y gracias a eso “hicimos una gran amistad”, amistad que duró, hasta ahora, hasta el día de su muerte.
Alejandro Bocardo
tiene varias anécdotas con Maradona , vividas en México y en Argentina. “Diego era un hombre bueno y sencillo, muy desprendido y con muchas ganas de ayudar a la gente. Sí, también puedo decir que mucha gente que le rodeaba le hizo mal y lo llevó a cometer muchos excesos”.
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Diego vino a México a jugar en Pachuca, el Campeonato Mundial de Futbol Rápido. “Cuando acabó el juego, vinieron a buscarlo para llevarlo al noticiero 24 Horas, con Jacobo Zabludovsky, con el joven Heriberto Murrieta. Zabludovsky tenía de ídolo a Diego, y comenzaron a platicar muy a gusto de tango, algo que le encantaba a los dos”. Al acabar el noticiero, “se la siguieron en una restaurante de tango, donde Diego demostró que era un gran bailador de tango, y también cantante. Cantó toda la noche”.
Cuando vino al Mundial de Futbol Rápido: “Pues era obvio que se le tenía que pagar. Pero recuerdo que hubo una primera muy especial de algunos patrocinadores para él, ya que fue el imán del torneo que fue todo un éxito. Pues en cuanto recibió el dinero, junto a todos los futbolistas que venían con él, que la mayoría eran amateurs, y se los repartió sin decir nada”.
En otra visita que tuvo a Aguascalientes, me habló y me dijo: “Hay que echar el picado. Pero no quiero que sólo vengan los directivos gordos y chaparros, quiero que invites a algunos futbolistas, porque vamos en serio. Eso sí, que sea a puerta cerrada”.
Pero, “nosotros no podíamos dejar pasar la oportunidad, sí cerramos la casa Club del Necaxa en Aguascalientes, y comenzamos a jugar, pero le pedimos a los de prensa que compraran unos lentes muy potentes, para tomar fotografías desde muy lejos. Oye, no íbamos a dejar pasar esa oportunidad”.
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Alejandro Bocardo fue el encargado de traer a Maradona de Cuba, para la despedida de Carlos Hermosillo. “Lo hospedamos en Ixtapa, y hasta ahí iban a visitarlo todos sus amigos como el Turco Mohamed, Alfredo Moreno, y se la pasaba en el campo de golf hasta largas horas de la noche, jugando con ellos. Lo que teníamos que hacer para tener luz era mover las camionetas hasta allá y prender los faros”.
Llegó el día del adiós de Carlos Hermosillo. “Diego venía muy mal, pasado de peso… El día del juego estaba enojado, no quería venir. El Güero Burillo nos apoyó con su helicóptero, y lo llevamos hasta sus oficinas y de ahí nos lo trajimos al estadio Azul. El estadio estaba lleno, Carlos estaba muy nervioso, pero Diego llegó. Lo primero que hizo fue pedir dos pizzas y una coca cola y nuestro utilero tuvo que ir a conseguírsela. Diego todavía se tomó su tiempo para comérsela, y al final salió al estadio que estaba encendido porque el juego se había aplazado. Cuando apareció, todos rugieron y le aplaudieron”.
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